GOTAS DEL SABER (120)

Juan Ramón Martínez

I

El 15 de septiembre de 1842, a las cinco de la tarde, en la plaza central de San José Costa Rica, Francisco Morazán, fue fusilado por primera vez. Como sabemos, se le fusilo otras veces e incluso, ahora con meticulosa perversidad, algunos lo siguen haciendo, diciendo mentiras sobre su vida y sus ideas. E. Martínez López, nos ofrece de Alejandro Alvarado Quiroz, un relato de la muerte de Morazán.

 “A la hora del crepúsculo, salió del Cuartel Principal (actual) y se encamino a la esquina suroeste de la Plaza (hoy Parque Central); allí formo la escolta; seguía el cortejo la banda marcial, ejecutando un aire quejumbroso y destemplado, que era la marcha fúnebre de la época. El piquete era escaso, 8 a 10 soldados a lo sumo. Un testigo presencial nos ha descrito el cuadro: “Aquello era un bosque humano; la plaza cuajada de gente de todas las edades y de todas las condiciones; el ruido se comparaba al del océano, pero no se escuchaban palabras de consuelo, de lastima o de perdón; todo era odio, injuria, rencor comprimido; la sangre derramada pedía venganza y víctimas. El hombre era guapo, porte de guerrero, alto y esbelto, vestía un traje civil, su fisonomía revelaba firmeza, su mirada centellaba. No quiso ocupar el banquillo, permaneció de pie; se descubrió; en la cabeza brillaban pocas canas; con voz segura, entera -- me parece oírlo – exclamo santiguándose. En el nombre del Padre, del Hijo, del espíritu santo; después con arrogancia: Soldados, preparen armas, apunten, fuego; esta última palabra --- fuego—la dijo como si se tratara de una maniobra militar”.

El desenlace fue consecuencia triste y falta de un error político, el aislamiento de los hijos de esta tierra y de la ignorancia de aquellos tiempos. Las turbas que asistieron a este acto no tenía educados los oídos para escuchar los ecos del clarín de la victoria, no pudieron divisar, bajo nuestro cielo patrio, el vuelo gigantesco de las águilas. Al ruido de la fusilería que inmolaba a Morazán, se echaron a volar las campanas de todas las aldeas raquíticas del resto de Centroamérica. Fue aquello señal de regocijos públicos y anuncio el fraccionamiento de la patria por el partido reaccionario…

Aquí circulo una interesante proclama con el objeto de dar la buena nueva: “Murió Morazán, murió el caudillo de eslavos débiles, los habitantes de Centro América se dedican desde hoy a cultivar la tierra, saboreando con sus caras familias el dulce néctar de su restituida tranquilidad”

A pesar de esas halagüeñas promesas, Guatemala soporto 30 años la abyección de Carrera; El Salvador fue desgarrado por Malespin; Honduras no tuvo mejor suerte. En cuanto a Nicaragua y a la pacifica Costa Rica, paladearon el dulce néctar que Walker importo expresamente para ellos. Si a Morazán no lo matan en el año 42, es probable que en el 56 la gloria de su espada nos habría ahorrado a los centroamericanos un caudal de sangre, de lágrimas y sacrificios y, lo que vale más, muchos años de retroceso” (Alejandro Quiroz, en Martínez López, págs. 233, 234).

II

Montufar, refiriéndose a la insurrección del 12 de septiembre de 1842 en contra de Morazán, “dice que el presbítero D. José Antonio Castro se presentó el 12 en el cuartel de aquel Jefe, proponiéndole una capitulación que tenia por base la retirada del país de Francisco Morazán y las garantías de su vida y de sus intereses; pero que, comprendiéndose en ella a otros jefes, Morazán no la acepto por creer que hería su lealtad y su honor militar. Luego refiere que el Presbítero Castro dijo que el general Morazán estaba empeñado en derramar la sangre de los costarricenses y que no reconocía legalidad de ningún género en las fuerzas que lo combatían ni creía a ningún jefe era capaz de darle garantías, lo que indigno a los sublevados. La verdadera actitud de Morazán ante la proposición de P Castro quien se la presento no el 12 sino el mismo día 11, puede conocerse por el texto de la carta siguiente, la última acaso que dicto el ilustre Jefe, que ha permanecido inédita hasta hoy, y con la cual me ha obsequiado mi estimado amigo el Dr. D. Saturnino Medal, Magistrado por Honduras, de la Corte de Justicia Centroamericana. La carta fue dictada a D. Vicente Aguilar, abuelo del señor D. Manuel Echeverría y Aguilar. La carta es la siguiente:

Señor Presbítero José Antonio Castro, San José Sete. 12, a las 4 de la tarde, de 1842. Muy Sor Mío:

Acabo de recibir la V. de esta fecha, a la que contesto que como me son del todo desconocidos los proyectos y miras de los soldados josefinos que se sublevaron ayer, nada puedo proponerles, hasta que V, poniéndome al corriente de unos y otros, se sirva significar a los pronunciados que todo arreglo debe comenzar porque cambien una persona con quien conferenciar sobre el particular. Desde ayer aguardaba la respuesta de V. el encargo que le hice a nuestras vistas, y su falta me ha hecho mantenerme puramente a la defensiva. Hablo a V. con franqueza: si no he batido a las pocas guerrillas que tirotean la plaza, es porque deseo en lo posible economizar sangre. No se me oculta que carecen de parque y aun el que queman en sus débiles ataques revela por su clase la suma escases en que se hallan. Sé también que los heredianos en su mayor parte se devolvieron y lo sé  todo. Tengo soldados, municiones, artillería numerosa y sobre todo mucha decisión; pero aún más que todo eso, tengo un vivo interés en ahorrar sangre y victimas al país. Creo que V. abunda en idénticos sentimientos y por lo mismo espero de su actividad me conteste lo más pronto posible, en la inteligencia de cuanto se acuerde debe de ser exclusivo del departamento de San José, pues respecto al de Alajuela hice desde ayer manifestaciones a sus autoridades, que me acreditan que han sido admitidas, los buenos comportamientos de sus habitantes en su gran mayoría. A los heredianos desde ayer les ofrecí por medio de su comandante que ya no marcharían con el Ejercito. Soy de V. affmo. At° servidor. F. Morazán” (Martínez López, págs. 234, 235.)

Refiriéndose a esta carta, Rómulo E. Durón, dice que “Según esta carta, Morazán no se negaba a entrar en tratados. Los términos de la capitulación que le propuso el P. Castro no son conocidos; y si en ella, como refiere el doctor Montufar, no se comprendía a otros jefes, no se podía esperar de la hidalguía del ilustre ex presidente de Centro América, que la aceptara. Talvez la carta del P Castro, a que se refiere la del general Morazán, diga algo al respecto, pero ignoro si se conserva” (Martínez López, 236)

III

Durante este régimen, se ha revivido la Catedra Morazán fundada por el gobierno liberal de Carlos Roberto Reina y a la que sus sucesores (Carlos Flores, Ricardo Maduro, Manuel Zelaya Rosales, Roberto Michelleti Bain, Porfirio Lobo Sosa y Juan Orlando Hernández Alvarado) no le prestaron atención debida. Ni siquiera la Universidad Pedagógica Francisco Morazán la tomo en serio. Solo salva a sesta institución, la producción y divulgación de la película Morazán, que creemos que no forma parte de la Catedra Morazánico que reciben los militares. La biblioteca de la Academia Militar no tiene muchas obras sobre Morazán.  Ahora, intensificado su práctica y por su interés, incluimos una síntesis de los que se ofrece a los militares, desde las escuelas de formación y entre los batallones y cuarteles. Los más importante es que en la enseñanza que se brinda, Morazán ya no es liberal, sino socialista. Y parece que los jóvenes oficiales, aceptan mansamente esta modificación de la imagen del héroe nacional que orienta sus acciones. El texto es el siguiente:

 “La catedra Morazánica es una reflexión sobre el pensamiento y las acciones de Francisco Morazán uno de los próceres más importantes de Centroamérica quien lucho por la unificación de la región en el siglo XIX. Desde una perspectiva socialista esta catedra se enfoca en los ideales de justicia social, igualdad y soberanía popular que Morazán defendía y que sea alinean con muchos principios socialistas.

Elementos Claves de la Catedra Morazánica desde una visión socialista: Unificación de Centroamérica. Morazán creía firmemente en la creación de una República Federal de Centroamérica, donde todos los pueblos de la región se unieran en una sola nación con un gobierno central. Desde el punto de vista socialista, eta visión se puede interpretar como un esfuerzo por superar las divisiones territoriales y fortalecer la unidad de los pueblos frente a las elites locales y extranjeras.

Lucha contra la oligarquía. Morazán se opuso a las elites conservadoras y a las fuerzas reaccionarias que defendían el poder de la Iglesia y las clases adineradas. En un enfoque socialista, eta lucha es vital como una batalla contra los intereses de las oligarquías que explotan a la clase trabajadora y a las comunidades campesinas.

Educación y secularización: Una de las grandes reformas de Morazán fue la implementación de la educación pública y la separación de la Iglesia y el Estado. El socialismo también promueve una educación accesible y gratuita para todos, como una herramienta de liberación social de conciencia de clase, los esfuerzos de Morazán por democratizar el conocimiento y reducir la influencia de instituciones conservadoras.

Justicia social. Morazán luchaba por la igualdad y por un gobierno que respetara a las necesidades del pueblo. En una interpretación socialista, su visión de justicia social se alinea con la distribución equitativa de la riqueza y los recursos, asegurando que los campesinos, trabajadores y sectores marginalizados tengan acceso a una vida digna.

Resistencia al imperialismo. Francisco Morazán también lucho contra las intervenciones extranjeras, sobre todo la influencia de los intereses imperialistas que veían a Centroamérica como una región de saqueo y dominación. El socialismo es profundamente anti imperialista, y desde este angulo, la catedra resalta el valor de la soberanía y la autodeterminación de los pueblos frente a las potencias extranjeras.

Resumen. Desde un punto de vista socialista, la cátedra Morazánica se ve como una reflexión sobre un líder que lucho contra las estructuras opresivas, abogo por la unidad y la justicia social, y trabajo para construir una sociedad más equitativa basada en la educación, la libertad y la soberanía de pueblos (final) ( Copia privada, entregada a JRM, por un particular que la recogió de un cuaderno abandonado en la calle, presuntamente de un alumno de la Academia Militar Francisco Morazán).

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