GOTAS DEL SABER (122)
Juan Ramón Martínez
I
Durante el gobierno de Rafael López
Gutiérrez, -- formalmente liberal--, se descuidó la organización del partido
bajo cuya bandera había dirigido la revuelta que le llevo en 1921 a la
titularidad del Ejecutivo. Para finales del año siguiente, fungía en
Tegucigalpa un Consejo Supremo del Partido Liberal. Esta agrupación, en vista
de la popularidad del general Tiburcio Carias Andino lo excito para que
“cooperara a la cohesión y existencia de dicha agrupación política”. Además, le
pedía Carias Andino, “contribuir personalmente y con todos sus amigos
personales liberales, a la definitiva reorganización del Partido Liberal, sin
exclusión de ningún elemento, cualesquiera haya sido su actitud, sus opiniones
y sus compromisos durante las luchas políticas anteriores; todo, sobre la
condición de la mas amplia y sincera cordialidad. Verificada esta esta
reorganización según las leyes vigentes del gobierno, y como consecuencia de
ella, convocar a una gran convención constituida por delegados vecinos de todos
los pueblos de la república, libremente honrados por las asambleas locales y
debiendo ser genuinos y espontáneos representantes de las mismas, la cual
convención deberá elegir y postular los candidatos y las autoridades supremas;
y, acatar personal y colectivamente, las decisiones de esa gran Convención y
trabajar con todos los elementos del Partido, hasta hacer triunfar en los
comicios de las referidas candidaturas.” (Lucas
Paredes, Drama Político de Honduras, pág. 522)
II
El general Tiburcio Carias Andino,
respondió a esta invitación en los termino siguientes: “Tegucigalpa 5 de
octubre de 1922. Señor Licenciado don A. Gómez Romero, Secretario de la
Convención Liberal. Ciudad. Muy señor mío: He leído con verdadero interés, los
conceptos de su atenta circular de usted fechada el 2 del mes corriente. En
atención a las dolorosas enseñanzas que nos deja un siglo de sangrientas luchas
civiles, varios honorables elementos del país han postulado mi candidatura a la
Presidencia de la Republica para el periodo 1924 a 28, con el fin primordial de
unificar de manera efectiva, los intereses y las aspiraciones del pueblo. Las
divisiones partidaristas se han convertido, en nuestra Patria, en factores de
discordia. Obedeciendo a los propósitos de mis amigos, que persiguen el solido
afianzamiento de la paz publica y la urgente conciliación de la familia
hondureña, olvidando el pasado deshonroso, mi programa de gobierno se
inspiraría en una política verdaderamente nacional. El respeto de la Ley ya que
no es una tradición, debe convertirse, de aquí en adelante, en un juramento
sagrado. Y todos mis compatriotas, amparados por la Ley y en la medida de sus
capacidades, deben y pueden cooperar con el desenvolvimiento progresivo de la
Republica. Con muestras de la más distinguida consideración me suscribo de
usted muy atento y seguro servidor. Tiburcio Carias A” (Lucas Paredes, págs. 522, 523)
III
El 12 de octubre de 1812 el Padre Ángel
García Rodríguez, segundo Párroco de La Ceiba, le entrega la Parroquia a los
Padres Paulinos, siendo nombrado como tercer Párroco el sacerdote Antonio
Casulleras c.m., “sacerdote culto y prudente, reunía todas las cualidades que
nuevo cargo reclamaba”. La atención de los fieles, era para entonces muy
deficiente y el párroco, se encuentra con las estrecheces de una iglesia pobre,
poco respaldada económicamente por la feligresía. “Se aseguraba que, de todas
las parroquias de la Costa Norte, la de La Ceiba era la más difícil de trabajar
y pronto el padre Casulleras lo llega a comprobar. Enfrentando con valentía la
enorme frialdad espiritual de la población, logro organizar las asociaciones
tradicionales que se encontraban desatendidas y adopta el apostolado social
cristiano en sus diversas modalidades. Logra organizar la Asociación Católica
el 17 de noviembre de 1912. Para que su labor pastoral fuera eficientemente,
pide la ayuda al reverendo Ángel Pineda” (Antonio
Canelas Díaz, 100 años de la Parroquia San Isidro, pág. 96”. Este problema
es general. La Iglesia Católica
Hondureña no tenía recursos ni sacerdotes para atender a una feligresía
dispersa, sin medios de comunicación; y, lo peor sin sacerdotes. Para esa época
en toda la Costa Norte solo había cinco sacerdotes, es decir que en la mayoría
de las ciudades no había servicio religioso constante. En la Ceiba, Canelas Díaz,
lo resalta, porque para entonces el desarrollo de la industria bananera está en
auge y el contraste es mayor, los vicios eran más evidentes y las quejas de los
empleadores más constantes por el alcoholismo que estimula un gran ausentismo
laboral. Y los empresarios, no veían con mucha simpatía a los sacerdotes y
predicadores católicos españoles, especialmente.
IV
Francisco Morazán, fue muy respetuoso
de la libertad de imprenta “como no ha habido en tiempos posteriores, sino es
hasta la administración liberal del general don Francisco Menéndez, en la
Republica de El Salvador (1885—1890” (Eduardo
Martínez López, pág.” 111). Según el autor citado, todos los ataques que se
dirigían a Morazán están escritos en un lenguaje virulento y no hay ninguna
prueba de que sus autores hayan sido molestados de manera alguna. La hoja
suelta siguiente es un buen ejemplo del tono, los ataques y la templanza de
Morazán que no procedió en contra de nadie, respetando la libertad de imprenta
que, entonces así se le llamaba a la de opinar libremente:
“Salvadoreños:
La Republica esta entregada al Ingles por el Presidente Morazán y
el Jefe Gálvez de Guatemala. Sabed que ya son tomados por el inglés cuatro
puertos en la Costa Norte, en donde por estos se preparan grandes recursos de
guerra para hostilizarnos y acabarnos de arruinar: así mismo fuertes fortalezas
contra nosotros, para que queramos echarlos de la Republica no podamos; pero
nada de esto valdría si en la misma Republica no tuvieran apoyo en el traidor
Presidente, con el Jefe de Guatemala y con vosotros mismos, que tan
sencillamente prestáis vuestros servicios al tirano, si camináis en pos de la
muerte. Sabed que ninguno de nosotros seremos capaces de adquirir medio real en
medio de los ingleses, pues bien habéis conocido que si solo un colono, que es
(Marshall) Benet, nos ha arrollado con su comercio, ¿Qué será cuando se acaben
de posesionar de la República, que no tardará dos años sin que suceda? tiempo
que no podréis rechazarlos; pero no desmayéis; todavía hay remedio con destruir
al déspota y sus esclavos, que por separado os manifestare la lista de quienes
son para que les apliquéis el castigo que tan justamente se merecen. No deis
tiempo al traidor para que vaya a refugiar a la colonia, pues las miras de este
perverso son de hacernos sucumbir con fuerzas inglesas en caso que queramos
sacudir su abominable yugo.: sabed que las miras de este infame y los ingleses,
son pasarnos a cuchillo tan luego como hayan logrado su intento, para que no
tengan en lo adelante quienes le hagan contrapeso. En vista de esto, no hay que
perder tiempo: mirad que estáis en el mayor peligro; destruid al déspota antes
que tome más cuerpo en sus perversas ideas. ¡Viva la independencia y mueran el
traidor y sus esclavos
¡(E. Martínez López, págs. 111, 112)
V
El 10 de octubre de 1963, una vez
efectuado el golpe de estado en contra del presidente liberal Ramón Villeda
Morales, el Jefe del Estado Coronel Osvaldo López Arellano, creó el Cuerpo
Especial de Seguridad (CES), sustituyendo a la Guardia Civil que el gobierno
liberal había creado en julio de 1959, en ocasión del levantamiento militar de
Armando Velásquez Cerrato y en el que se involucrara activamente la Policía
Nacional. El primer director del CES fue el doctor y teniente—coronel José
Antonio Pérez Izaguirre. En 1975, el CES se transformo en la Fuerza Seguridad
Pública (FUSEP), alcanzando el mas alto nivel de militarización de la seguridad
ciudadana, la que, desafortunadamente se mantiene hasta ahora, porque la
Policía Nacional es filosófica y operativamente, una institución militarizada
que goza de autonomía operativa. Y de consiguiente, carece de carácter civil; y
no permite el control de la sociedad sobre sus operaciones y el comportamiento
de sus miembros.
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