Cosas del español (17): LA U Y LA JOTA, DOS VIDAS PARALELAS

Aunque su relación se distante, la u y la j—de iota, nombre de la novena letra del alfabeto griego, que se corresponde con la i del latino – han tenido vidas paralelas. Ninguna de las dos formaba parte del abecedario latino. El fonema /u/ se representaba en latín mediante la letra uve (maximvn, magistratvs) y el fonema /j/, no existía en la lengua de Roma. Pero no siendo propiamente letras, si se empleaban como variantes caligráficas de la uve (que se redondeaba habitualmente en la escritura manual) y de la i (a la que se añadía un adorno en la base) en particular de la i larga.

Además, estas dos letras latinas, la uve y la i, se usaban para representar sonidos semi consonánticos, que en las lenguas romances evolucionaron hasta convertirse en consonantes plenas. Mantuvieron ambos usos, el vocálico (vltimo (ultimo camino) y el consonántico (caverna, iarra (jarra), en el castellano medieval. Pero a lo largo de los siglos XVI y XVII las cosas fueron cambiando. La uve y la jota (que se llamó también durante algún tiempo i holandesa porque fueron los nerlandeses los primeros en utilizarla de forma sistemática tras el desarrollo de la imprenta) se fueron especializando hasta acabar empleándose solo para los sonidos consonánticos, ya equivalentes a los actuales, en tanto que la uve y la i quedaron reservadas para representar los sonidos vocálicos.

A principios del siglo XII, Covarrubias no hace la diferenciación entre cada par de letras y nos informa de la uve, “aunque es vocal, muchas veces se convierte en consonante” y de la i “suele hacer oficio de consonante cuando va antes de vocal […] y  a esta se llama i larga, y hace ja, jo, ju”.  Si las separas, más de cien años después, el Diccionario de Autoridades, que, no obstante, pone sobre sobre aviso de posibles errores y, al definir la jota, afirma que, “aunque algunos la confunden con la i, debe distinguirse, porque la jota sirve siempre de consonante, y su pronunciación es gutural”.

 Esta larga historia compartida ha dejado su huella en las letras y el abecedario. No es casual la posición compartida que ocupan en el alfabeto tanto la jota y la i como la u la uve. Tampoco lo es la presencia del punto sobre la i y la jota minúsculas, exclusivo de ambas, que no deja lugar a dudas sobre su filiación. Un punto, por cierto, que tiene su origen en la costumbre medieval de añadir un acento para distinguir la doble i (filiis) de la u, que a partir de siglo XVI se difundió gracias a la imprenta.

Fuente: Nunca lo hubiera dicho, Taurus, Real Academia de la Lengua, Asociación de Academias de la Lengua española, Barcelona 2022, págs. 61, 62

 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

WikiLeaks: Las Reflexiones Completas del Embajador Ford sobre “Mel” Zelaya.

Contracorriente: LOS “HIJOS” DE MEL, ¡ENSILLAN SUS CABALLOS!

Contracorriente: JOSE ERNESTO HIJO, COMPAÑERO Y AMIGO.