Contracorriente: LA NOCHE DE LOS CUCHILLOS LARGOS
Juan Ramón Martínez
Dejando de lado si el encarcelamiento de los generales de las Fuerzas Armadas, es una actividad de distracción para con ella quitarle hierro el ridículo de Xiomara Castro al retar a Trump. O si la medida evidencia que encarcelar a una persona solo por un requerimiento de la fiscalía, -- antes que un juez haya dictado auto de prisión-- es un problema de derechos humanos que hay que considerar resolver en las próximas reformas legales pendientes; no cabe duda que el encarcelamiento tiene fundamentalmente características políticas. Y que no se busca hacer justicia, sino cumplir el morboso ejercicio de la venganza. No en contra de tres personas que actuaron dentro de la escala de mando en una institución -- actuando en su nombre-- y cumpliendo órdenes del Presidente de la República. Es decir que se puede concluir que no se trata solo de una cuestión de tres generales retirados, si no que el enjuiciamiento es contra las Fuerzas Armadas y un rechazo a sus tareas constitucionales. Y, por supuesto en contra de la Constitución.
La calidad del requerimiento, los fundamentos que invoca; y los juicios teóricos que lo respaldan, así como la rapidez con que respondió el juez, -- en menos de tres días--, evidencia que se quiere es ridiculizar la naturaleza y capacidad de las Fuerzas Armadas aterrorizando al actual Comando Conjunto para que sepa que les va a ocurrir si no salen a la calle; y dejan apagar las veladoras que protegen a Mel. La rapidez con que el Estado Mayor Conjunto estableció distancia, convirtiendo en “exmiembros” a los tres encarcelados --que son parte de la reserva para defender al país-- ilustra el miedo en el que se mueven los oficiales, que corren de un lado para otro, asustados y temerosos de lo que les puede ocurrir.
Por lo que es obligatorio concluir que, además de un acto político, el encarcelamiento de los tres generales, tiene como finalidad comprometer la existencia de la última institución que Mel no había controlado totalmente. E iniciado el camino final para la destrucción de Honduras. Porque sin Fuerzas Armadas, el país no tiene forma de defenderse de El Salvador y menos de Nicaragua en una situación de un conflicto que, nunca se excluye en cualquier análisis que se haga sobre Centroamérica.
Carlos Roberto Reina y Carlos Flores, iniciaron la tarea, reconvirtiendo a los militares en guardianes de los políticos descuidando sus tareas de defender la democracia y la soberanía nacional. Ahora, en una operación que recuerda la “noche de los cuchillos largos” de Hitler con la que en julio 1934 se apodero de todas las estructuras del estado. Ahora los oficiales constitucionalistas – pagados con los impuestos de todos-- saben lo que les pasara si desobedecen o murmuran protegiendo intereses contradictorios con los de Mel. O se oponen a sus planes políticos. Tanto los referidos a respaldar el próximo fraude electoral; o incumplir las obligaciones que Honduras tiene pactadas con su aliado principal en la defensa del Canal de Panamá y negarse a efectuar acciones destinadas a la defensa de la democracia continental.
De modo que hay que ver este encarcelamiento de Vásquez, Cervantes y Puerto Funes más que un acto de justicia – sin que haya pruebas de sus responsabilidades porque no hay vinculación de los hechos con los acusados-- una acción política, por medio de la cual Mel inaugura el terror en el país. Porque si ha empezado con los ex miembros de la cúpula militar de hace 15 años, seguirá con los políticos opositores, los periodistas críticos, los luchadores en contra de la corrupción, los defensores de los derechos humanos, los combatientes del narcotráfico; y en fondo con todos los que en el pasado le hicieron algún desagrado al hombre dirigido por los genios del mal para hacerle daño a Honduras y a los hondureños.
A la inversa de lo que dijimos el martes, este acto interno tendrá repercusiones internacionales. Imitando a Nicaragua no se protegerán los intereses de los migrantes hondureños; y ni siquiera postergaran las deudas que los Zelaya tienen contraídas con las autoridades que luchan en contra del narcotráfico. Mel es incontrolable. Un niño grande que se goza con la maroma y el espectáculo, sin importarle los resultados. Por ello cayo en 2009. Y por eso mismo ahora, -- no solo puede perder el poder--; sino que comprometer su libertad individual. ¿Recuerdan a Noriega?
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