Contracorriente; POLÍTICA EXTERIOR Y CONFLICTOS FAMILIARES

 Juan Ramón Martínez

Trump visitando la frontera sur

Este gobierno es el más inútil de la historia nacional. Mas que el de Dávila; o el de “Monchito” Cruz.  El de este ultimo, pese a las apariencias, no era dirigido por un incompetente como es ahora el caso. El Partido Nacional y López Arellano, conspiraron e impidieron que se operara dentro del Pacto Nacional: y se hizo de la pelea por cargos públicos, el centro de las diferencias políticas. El PL no ofreció su concurso para evitar la caída del régimen el 4 de diciembre de 1972.

El caso actual es de incompetencia; falta de comprensión que se gobierna para todos los hondureños, Y que se necesita un discurso unificador manejado desde una actitud diferente. Evitando que los objetivos nacionales, se mezclen con los intereses familiares. Porque si anteponer objetivos partidarios es abusivo, lo es mas cuando lo que se antepone es la defensa de intereses familiares, perjudicando objetivos nacionales. Si en el interior, el problema se ha manifestado en comportamientos nepóticos desastrosos; en política exterior tiene efectos mucho mas graves y peligrosos.

El ultimo discurso de la presidente Castro fue muy desafortunado. Ademas de lo incoherente y fruto evidente de muchas  manos que no se coordinaron, pasó por alto algunas enseñanzas propias de la política exterior. Alejandose de consideraciones básicas para la defensa del flanco interno sobre el cual descansa el éxito de cualquier política exterior responsable.

En lo primero, no se tuvo en cuenta que la política exterior es la proyección de la política interna. Es decir que sus objetivos siempre son nacionales; y se buscan dialogando y pactando con otras naciones. Es evidente que la política exterior actual lo que busca es proteger los intereses familiares, amenazados por el riesgo de la implicación de los Zelaya en negocios relacionados con el trafico de drogas hacia los Estados Unidos. El que hayan renunciado Carlos Zelaya del Congreso y su hijo de la secretaria de Defensa, ilustran la gravedad del asunto. Otros gobernantes, mas comprometidos con lo nacional, no hubieran vacilado: habrían capturado a Carlos  y a Jose Manuel Zelaya, sometidos a un juicio inmediato para mostrar que su conducta es personal. Y que ella no tiene nada que ver con el régimen. Confirmando que los intereses del gobierno están por encima de los de carácter familiar. Eso hizo Castro en su oportunidad con el general Ochoa y los hermanos Guardia.

Lo dicho por Xiomara Castro es inconveniente. Esta hora es difícil. Asumir posturas anti estadounidenses – en un país como Honduras y ante una administración inamistosa como la de Trump – es un error, especialmente en este momento. Básicamente porque no tiene fuerza interna y la imagen en el exterior es lamentable en este momento.

Por ello es que la falsa denuncia del Tratado de Extradición y ahora el tema de Palmerola, no cuentan con el respaldo popular porque es evidente que lo que se trata no es de proteger a los inmigrantes – que se han convertido en una moneda de cambio – y menos la soberanía de Honduras. Que son cuestiones que requieren para su modificación de decisiones del Congreso Nacional, donde el régimen de Castro no tiene respaldo suficiente. Lo sabemos todos, Y los estadounidenses también.

Por otro lado el régimen en su tercer año, es muy impopular. El  alejamiento del contacto humano – reducido a niños y  madres – se aprecia en las encuestas, De modo que cualquiera cosa que intenten hacer en el exterior, carece del respaldo interno que ha sido deliberadamente menospreciado.

Porque aquí hay otro error: el régimen “zelayista” solo confía su existencia al frente externo. Y este, muestra un debilitamiento tal que ni siquiera Maduro es objeto de respeto porque Castro evade ir a la toma de posesión ilegitima. A la de Trump, no la han invitado como nunca lo han hecho con ningún gobernante hondureño.

Es otro conflicto innecesario. Que no dará nada al régimen. Lo dejara sin respaldo. Inclinando al electorado a la búsqueda de la única alternativa: derrotarlo en las próximas elecciones. Si creían que podían ganarlas ahora las cosas pintan mal. En noviembre próximo les espera el rechazo popular. Mas amplio porque se agrega el de los familiares de los inmigrantes que, se han dado cuenta que lo que propone el gobierno no resuelve sus problemas, porque solo buscan defender a sus parientes, aunque el precio a pagar, salga del costado herido de los hondureños. ¡Que los Zelaya paguen lo suyo¡

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