Contracorriente: BIOGRAFIA DE UN “REVOLUCIONARIO” (3/3)

Juan Ramón Martínez

Todos anticipamos que el gobierno “liberal” estaba en peligro. Cuando Hugo Chávez supo que Mel estaba en camino hacia Costa Rica, reconoció que el gobierno del hondureño era el eslabón más frágil de la cadena latinoamericana. Entonces, la “izquierda” gobernaba Venezuela, México, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Argentina y Paraguay. Sin embargo, la primera estación para buscar auxilio –posiblemente por recomendación de Oscar Arias, Presidente de Costa Rica – fue Estados Unidos. La OEA, condenó y expulsó a Honduras, sin escucharla. Mel se convirtió en una suerte de “judío errante” que viajó de un lado para otro buscando solidaridad. El 3 de julio, Insulza de la OEA, entregó ultimátum a Honduras. Mel siguió aumentando apoyos. El 5 de julio, intento regresar desde los Estados Unidos, acompañado de varios líderes latinoamericanos. Chávez, dispuso todos los recursos monetarios y logísticos, pero Honduras tuvo en Micheletti el líder político, más firme y sereno de la historia. El afán de Mel por el poder, tampoco tiene parangón. Ningún otro político ha tenido más ansia y voluntad de retener el poder. Es el “caudillo” más atrevido y más “profesional” después de Carías Andino.

El 24 de julio intento ingresar por “Las Manos”, El Paraíso. Allí lo llevo Nicolás Maduro y cuando quiso entrar al país, el coronel Recarte le dijo: “tengo ordenes de capturarlo vivo o muerto si usted ingresa más alla de esa línea”. “Hay francotiradores listos”. Mel se acobardo. En la retaguardia Xiomara Castro empezó a aglutinar respaldos y con el dinero que recibieron de Nicaragua, movilizaron personas y alentaron esperanzas. Las movilizaciones fueron creciendo y el sistema de comunicación mostró que Mel era un hombre obstinado que podía llevar al país a la guerra civil. El cardenal Rodríguez, le pidió públicamente que dejara en su intento y se retirara de la política para evitar una guerra. Esta petición fue rechazada y convirtieron a Rodríguez, en un enemigo innecesario, para una lucha que poco a poco se volvió más sectaria. Los hondureños se dividieron y Mel logró acaudillar a los descontentos de su régimen, a los empleados públicos; y a los que creían de buena que fe que era un líder “revolucionario”. Su “valentía” y audacia hablaban por él.

El 21 de septiembre, burlando al gobierno, ingresó desde Nicaragua con apoyo de militares activos. Se refugió en Talanga. Desde aquí, con el apoyo de los teóricos del canciller Amorin de Brasil, ingresó a la embajada de aquel país. Este acto, puso en ridículo a los militares que no tuvieron conocimiento de la operación. A la embajada se sumaron entre otros, Milton Benítez, Hugo Suazo, Eliuth Girón y Xiomara Castro.

El golpe en contra del gobierno de Micheletti fue al hígado. Mel tomó fuerza y empezó una segunda fase de negociaciones en las que intervino, no siempre con suerte, el gobierno de México que fue superado por Brasil y después por la República Dominicana. Con Mel “encarcelado”, por su propia voluntad – porque eso fue lo que ocurrió en términos tácticos  Honduras fue a las elecciones. Las perdió el Partido Liberal, convirtiendo a Elvin Santos en la victima del llamado “golpe” de Mel en contra del gobierno. Estados Unidos se alineo en favor de Zelaya, para disputarle liderazgo a Brasil y Pepe Lobo accedió a participar en un espectáculo en virtud del cual se creó una ficción cinematográfica: Mel salía de la embajada y en un avión a República Dominicana, creando el espejismo que era el ex presidente “legítimo” y que entonces esa condición se transfería a Lobo Sosa. La embajada de Estados Unidos exigió que Micheletti no fuera a la trasmisión del mando para que Mel asegurara la idea que posteriormente fue ratificada en los Acuerdos de Cartagena, donde Honduras fue chantajeada como ninguna otra nación, por parte de Chávez y Santos, en una operación que todavía no se ha estudiado bien por parte de nuestros historiadores.

Honduras fue la víctima. Mel el cazador. Los electores, las ovejas. El problema fue que el no conto. De modo que cuando vinieron las elecciones, el PLR no tenía líder nacional elegible. No era un partido de masas, porque solo contaba con gremios públicos; y, ello no era suficiente. Las bases no salieron a votar por el candidato presidencial. Solo por los diputados. Tuvieron 32 curules. Se creó un espejismo de imbatibilidad para Mel el “revolucionario”, que ha hecho mucho daño a la política. Y a Honduras. Hasta noviembre. Prueba de fuego.

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