Cuento: El ROTO

Kalton Bruhl Aguardamos en la sala de espera del consejero matrimonial. Es ya la tercera cita. Teresa ha llevado sus agujas e hilos. La secuencia de nudos y espacios con la que teje lo que parece ser una bufanda me recuerda al sistema binario. Recuerdo haber leído que con ceros y unos se puede escribir cualquier cosa y pienso, mientras Teresa mueve los dedos con pericia, si cada tejido no será también una especie de carta o de manifiesto. Un suéter podría contener un poema épico o, simplemente, la receta de una tortilla española. Teresa se percata de mi mirada y hace a un lado las agujas. Le pido disculpas con una sonrisa forzada, levanto el libro que sostengo sobre las piernas y finjo leer. La terapia no nos ha servido de mucho. Hace ya cuatro meses que no nos dirigimos la palabra. No es algo que hayamos acordado tras una pelea, como si fuera una tierra de nadie delimitada por una tregua de silencio. Es algo fortuito sin más causa que el azar o, al menos, así prefiero verlo. Teresa, p...