Contracorriente: EDUARDO GOÑALONZ, EL AMIGO CATALAN

Juan Ramón Martínez Cuando lo conocí en 2007 en Barcelona , me recordó a Ramón Vinyes, el maestro catalán de “Cien Años de Soledad” de García Márquez. El librero que recomendó a los jóvenes del grupo de Barranquilla que debían leer literatura estadounidense, para aprender las posibilidades del lenguaje. Sentí su eco cuando intercambiamos las primeras palabras. La misma compostura, el lenguaje firme, las lecturas acumuladas; y el trato magisterial que veía en el otro, al colega en búsqueda de la verdad. No había nacido en Cataluña; pero tenía un fuerte arraigo personal y familiar en la isla de Menorca, en la que pasó toda su infancia. Se había trasladado a Barcelona en la adolescencia, pero nunca perdió su vínculo con la isla. Nos conocimos, porque nuestros hijos, Elia Mercedes -la nuestra-; y Eduardo, -su único hijo-, habían descubierto que el amor los citaba para una vida juntos, haciéndonos orgullosos abuelos de Alex y Emma. Hombre de muchas lecturas e intereses, era un contertul...