Contracorriente: CRISIS DEL SISTEMA EDUCATIVO

Los alegres rectores de la UNAH y la UPN

Juan Ramón Martínez

El sistema educativo está en crisis. Empezó su declive en 1963, cuando se aprobó la moción de Eugenio Matute Canizales, que convirtió a los maestros en “empleados públicos”. Desapareció la vocación. Se acentuó, junto al deterioro de la sociedad política y económica. El sistema educativo no produjo nuevas ideas y propuestas, para resolver problemas, reparar las fisuras sistémicas. Y tampoco una nueva visión para enfrentar los retos que provocaron la globalización, la guerra fría, la militarización y la partidización del gobierno.

Si carecíamos entonces de “conciencia hondureña”, en este periodo hemos perdido la conciencia de necesitar una conciencia. Los educadores son empleados públicos públicos sin responsabilidades sociales, compromiso con la historia y obligaciones con el futuro nacional. Solo ansiosos jubilados.

Todo esto se refleja negativamente en la vida política social y económica nacional. Al carecer de conciencia, el hondureño no entiende que tiene responsabilidades; y menos que estas le exigen responder positivamente.

La noticia que ninguna universidad pública está en la lista de las 1500 universidades del mundo – y la única privada que aparece, está en la cola-- es una oportunidad para reflexionar sobre el problema educativo y buscar algunas fórmulas de resolverlo. Porque si no lo hacemos, Honduras seguirá caminando hacia la irrelevancia, volviéndose innecesaria para las elites gobernantes. Y despareciendo en el 2050 como lo ha anunciado Harari.

La indolencia irresponsable de Odir Fernández, el silencio sospechoso de Lexi Concepción Medina y la indiferencia irracional de Daniel Esponda, no deben ser la línea de conducta a seguir. En cambio, debemos aprender como -- desde el concepto de responsabilidad general -- , asumir que la crisis es un problema que nos compete; y nos obliga de consiguiente a manejar alternativas que pueden ir desde crear un “Club de Tegucigalpa” – pensadores que imaginen soluciones; y que las compartan con el resto de la sociedad – hasta desarrollar propuestas electorales de obligado cumplimiento y útiles para socializar el problema, buscando soluciones desde “cortarle la colita al viceministro de educación”, como fórmula simbólica de cambiar; y pensar en función de la colectividad y no en favor de un solo grupo sexual con oportunidades de ejercicio carnal. Hasta la creación de un nuevo currículo. Y en serio, construir la utopía que nos oriente.

Partiendo que los animales aprenden imitando lo que hacen sus congéneres, recomendamos el mecanismo que usaron los universitarios de Estados Unidos para desarrollar la “conciencia americana” y el “pensamiento americano”. Frente al calvinismo esclerotizado que hacía de la gracia una voluntad de Dios, en donde el creyente tenía poco que hacer sino escrutar la voluntad del Creador, Wendel se aventuró por la ruta de la responsabilidad. Oliver Wendel Holmes, descubrió que “Todos los ciudadanos actúan bajo su propia responsabilidad y por tanto puede exigírseles que respondan por cualquier daño producido por sus acciones, hayan o no previsto las consecuencias de ellas. Esto es responsabilidad estricta. Un segundo argumento considera que un ciudadano es responsable de los daños que causa intencionalmente pero no de aquellos que nunca llego a contemplar. En términos jurídicos se habla aquí de mens rea, la doctrina de la mente culpable. El tercer argumento se refiere a la negligencia: aunque un ciudadano no hubiera previsto la posibilidad de que, actuando de determinada manera, pudiera causar daño a alguien, se le considera responsable de los daños causados si su conducta fue descuidada o imprudente.” (Alschuler, Law Without Values, pág 126, citado por Peter Watson, Ideas: Historia Intelectual de la Humanidad, Critica, Barcelona 2005, págs. 1098, 1099)

Con estas ideas, que van más alla de su utilidad para los estudiosos del derecho, la responsabilidad por las falencias en el sistema educativo no son exclusivas de los políticos o de los ministros de educación. Tampoco de los que “nombraron” a Odir Fernández y a Lexy Concepción Medina como rectores de la UNAH y la UPNFM, sino que de todos. Por supuesto los bachilleres Luis Redondo y Carlos Zelaya, al entregar la dirección de la UNAH, la más importante del país, -- la que más dinero gasta de fondos nacionales --, les obliga a asumir gran responsabilidad. Pero, además, los que votaron por el partido político que llevo a Redondo y a Zelaya a dirigir el Congreso, tienen también responsabilidad. Al final, todos los que, desde la barda, hemos dejado que hagan de la UNAH y la UPNFM micos y pericos, -- sin decir esta boca es mía --, también somos responsables. Y debemos actuar.

Comentarios

  1. Excelente, profunda posición y clarificación en los orígenes de la situación educativa en todos los niveles . Gracias JRMB

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