Contracorriente: SOCIALISMO Y DEMOCRACIA
Juan Ramón Martínez
Además de la descalificación de los
líderes latinoamericanos por Marx, la historia política del continente confirma
el fracaso del “socialismo”. Incluso el de los países más persistentes:
Argentina, México Cuba y Venezuela. Aunque hay que aceptar que los fenómenos
políticos tienen una multi causalidad, es evidente que en AL y el mundo – hay
que incluir también el fracaso europeo – es inevitable aceptar que, en el fondo
el gran problema es que el “socialismo” se ha resistido a ser democrático.
En Rusia Lenin, Trotsky y Stalin, rechazaron
la democracia burguesa. Crearon la “dictadura del proletariado”, sin pudor
alguno. Las excepciones, hay que reconocerlo, han sido los laboristas ingleses
y el PSOE de España que, en 1979, en un Congreso muy deliberativo, renunció al
marxismo. Y acepto las reglas y la filosofía democrática. Los otros socialismos
europeos, nunca fueron marxistas, sino que formaron parte desde el principio de
una rama del socialismo utópico que encabezaba Eduard Bernstein con el nombre
de “socialismo democrático”, porque nunca aceptaron en términos políticos las
tesis marxistas sobre la política y el poder, por lo demás muy difusas e
incompletas. Marx no hizo propuestas concretas.
El fracaso de los “socialistas”
argentinos es total. Aunque, terminaron en un caudillismo militar y civil que
en su raíz es anti democrático, con Perón y sus sucesores – ahora inclinados
hacia el populismo que Castro y Chávez imaginaron para usar la democracia para
destruir la democracia – hicieron del poder un instrumento para debilitar a la
nación que pudo ser; y de hecho todavía puede serlo, la gran potencia continental
y del mundo.
México hizo una revolución,
posiblemente la mas sangrienta porque los mejicanos tienen arte especial en la
capacidad para hacerse daño mutuamente, que termino en la “dictadura perfecta”
y cuya existencia larvaria, dio origen a “Morena”, el “partido perfecto” que
gobernará a México por el resto del siglo, porque aparentemente esa sociedad no
puede existir sin caudillos. Visibles o invisibles; encerrados en haciendas
lejanas; o al otro lado de la calle.
Cuba es el caso mas doloroso. Después
de 60 años, el “socialismo” no ha podido ser democrático. Es tan duro que
incluso, la vía rusa y China, de “democracias parciales”; pero con algunos
relevos esporádicos con aire popular y en ejercicio de la crítica de los
resultados ofrecidos por el liderazgo, no ha podido sino mostrar las
debilidades e incapacidades del socialismo marxista que asumió Fidel Castro. Y
que continua su familia y los seniles guerrilleros de la Sierra Maestra.
La gran pregunta es porque los
latinoamericanos tienen tanta dificultad para cumplir la ley; inclinación por
los caudillos y rechazo, fuera de las elecciones que gustan como fiestas y actos
dominicales, la esencia central de la vida democrática: tolerancia, libertad,
respeto a la instituciones y obediencia a la soberanía popular libremente
expresada.
Octavio Paz atribuye la debilidad a la
herencia del “chaman” indígena, dueño del conocimiento de la voluntad de los
dioses, del “control” anticipatorio de las lluvias; la dirección del curso de
las estaciones, cazado con el “segundón” español que, sin legitimidad, busca en
el poder la prueba de su categoría y superioridad. De este “matrimonio ilegitimo”,
nació el caudillo que hizo daño en los
llanos venezolanos, en la selva amazónica, en las estrechas tierras centroamericanas;
se consolido en las altiplanicies
mejicanas y derivo sangriento en Haití, Cuba y República Dominicana.
Moore cree que la razón es que el reino
de España no estaba preparado para operar como imperio y para realizar la
descomunal tarea de conquistar y crear un mundo nuevo. Sin recursos, la
conquista fue una actividad privada en que los conquistadores fueron dueños de
tierras, de personas y de dioses. Y que el concepto del poder como servicio,
fue derrotado por la inevitable constatación que
era un premio para los vencedores. En conclusión, según Moore, los caudillos
son herederos de los conquistadores y de los encomenderos españoles. Sin que
las universidades por lo demás hayan creado, una “nueva conciencia” americana,
en la que la raíz estuviera de alguna forma, alimentada por las ideas democráticas
y el poder político como servicio en la línea de pensamiento de Santo Tomas de
Aquino.
De acuerdo a los hechos, el “socialismo” hondureño, tampoco es democrático. Es caudillista. Se mueve en la línea del autoritarismo familiar, heredero de los encomenderos coloniales, sostenido por los burócratas que no pudiendo ascender socialmente, se tornan en “ladinos” al servicio de los patriarcas del poder dictatorial y continuista.
Exelente articulo,
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