DESARROLLO Y CONCIENCIA SOCIAL: ROBERTO VALENZUELA SIMON (Biografía)
ROBERTO VALENZUELA SIMON
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Mario Hernández Kellner
“UNA ESTRECHA FAJA DE TIERRA”
Por más de tres siglos y medio, entre su fundación como Puerto Caballos, luego Villa de Natividad de Nuestra Señora, hasta el inicio de registro de mercaderías en 1877, (antes de usaba el puerto de Omoa, una reminiscencia de la colonia española, que hoy queda a veinte minutos en carro entre ambas ciudades), y el inicio de tráfico ferroviario con San Pedro Sula en 1883, la ciudad de Puerto Cortés, en el norte de Honduras, estuvo casi en completo abandono. Inicialmente se estableció al sur de la península, bahía de por medio, en lo que es hoy el barrio Cienaguita. En 1524, Gil Gonzáles Dávila, con 300 hombres y 50 caballos, llega a esa bahía llamada después, en esa época, Bahía de San Andrés o de Santander.
En la década de
1870, el alemán Jorge Bähr describe la península, como “una estrecha faja de tierra,
atrás todo es pantanoso”, y luego en enero de 1926 ( hace 99 años), el
comunista cubano Julio Antonio Mella, que llega desde el Puerto de Cienfuegos
de su país, viaje que duraba entre tres y seis días, dice que es “un caserío
yanqui sobre el Mar Caribe”, en alusión a la presencia de una empresa bananera
estadounidense. Mella venía a contribuir a fundar la Liga Antiimperialista de Centroamérica,
pero lo descubren, no lo dejan bajar del barco COMAYAGUA, y lo envían a
Guatemala.
Una fotografía aérea
de 1940 muestra asentamientos humanos en la parte sur, a lo largo de la
península, paralela a la línea del ferrocarril. En la década de 1920 ya existía
una pista de aviación, colindando con la orilla oeste de la Laguna de Alvarado
(apellido por el conquistador Pedro de Alvarado que vino al puerto en 1539).
La dinámica económica que producían estos dos inventos revolucionarios (avión y ferrocarril), eran para usufructo de pocas empresas, varias extranjeras, de la madera, banano, mineras, comercio. El puerto, se limitaba mayormente a ser testigo del paso de riqueza.
TIEMPO DE INCUBACION
En los primeros sesenta años del siglo veinte, los dirigentes políticos y comerciantes de la pequeña sociedad de Puerto Cortés, tenían presencia cultural; editaban en la ciudad diferentes periódicos y semanarios, entre estos figuran: El Marino (1930), El Debate (1932), Verdades (1932), El Tiempo (1935), Juventud Alegre (1936), Rumbos (1943), El Caribe (1944), La Chispa (1944), El Alacrán (1944), Escuela Nocturna (1944), El Rugido (1946), Conciliación (1948), Plus Ultra (1945), El Faro Porteño (1949), Mensaje cultural (1950), La Noticia (1952), Evolución (1953), La Antorcha (1957), Tribuna Porteña (1960). En 1940 el Congreso Nacional instituye la Feria Patronal Porteña, que se celebra en agosto.
En ese entorno
social, cultural y de pobreza porteña, nace Roberto Valenzuela Simon el 29 de
agosto de 1935, en el barrio más antiguo del puerto, La Laguna. Su madre fue
Alberta Evelinna Simon Usher, y su padre Ricardo Antonio Valenzuela Clavasquín
de Comayagua (nacido el 13 de junio de 1880). Sus cuatro hermanos nacidos por
su orden son: Irma (murió niña), Jessie Sonia, Humberto Orlando, y Ricardo
Antonio. Roberto fue el segundo en nacer.
De personalidad
extrovertida, por momentos excéntrica, en su juventud demuestra una pasión por la
lectura de libros y revistas, música clásica, la poesía y la militancia en el
partido liberal, (en el sector progresista y de izquierda) esto último,
peligroso bajo la dictadura de Tiburcio Carías y sus sucesores, que
exageradamente, censuraba el uso de pañuelos y lápices rojos, color de esa
institución política. Don Emilio Henríquez, padre de mi amigo Juan Pablo, me
confió que en esos años, para ser militante liberal, había que ser hombre primero.
Los liberales se reunían de noche a oscuras en las casas, para intercambiar
información, recibir instrucciones y la literatura liberal.
Esa preferencia ideológica de Roberto Valenzuela lo hace blanco de acoso, vigilancia y persecución política, hasta el exilio más tarde. El sistema de seguridad interna de la dictadura, reaccionarios y de las compañías norteamericanas funcionaba a la perfección, el mando policiaco era vertical, rígido, represivo a la oposición y comunistas. Abundaban espías, colaboradores, informantes, (“orejas”), ya sea pilotos de avión, aduaneros, ferrocarrileros.
Roberto Valenzuela fue un joven delgado, le llamaban “el seco” (por flaco), se graduó de Contador en la secundaria. Mientras estudiaba trabajó como ayudante de mecánica en el taller de Mr. George Gish, entre 12 y 11 calles del barrio La Curva. Este extranjero puso el primer servicio de autobuses urbano. Además fue cobrador de buses del señor Ricardo Rodríguez Fonseca. En su infancia pierde a su padre por el hundimiento el 6 de junio de 1942 del barco mercante SS CASTILLA, en el océano Atlántico, donde trabajaba como marinero de cubierta, en plena II Guerra Mundial. Le gustaba el idioma árabe, y más porque estuvo dispuesto a ir a luchar junto con el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser (1918- 1970), impulsor del panarabismo y del socialismo árabe. Gamal significa, entre otras cosas, la tercera letra del alfabeto árabe.
Trabajó en el
sector aduanero, fundando una agencia, siendo sus socios primeros, los hermanos
German y Carlos Guzmán. Tenía licencia de agente aduanal #49. A la fecha de su
muerte era socio fundador de la empresa Agencia Aduanera y Naviera Roelcar,
S.A.
Su identificación con el ideario liberal de su partido, germina en él, el estudio de las teorías políticas socialistas y capitalistas, incluyendo las categorías del materialismo dialéctico. En la Honduras de esos años, con la explotación bananera y la ausencia casi total de libertades laborales, políticas, sindicales, en menor grado religioso, las ideas y planes internacionales comunistas, exigen que las personas definan su posición política en la sociedad. Roberto Valenzuela está claro de eso desde sus años mozos, lo hace con madurez prematura, de la cual no se aparta a lo largo de sus 86 años y 3 meses de vida, que termina el 8 de diciembre de 2021. Roberto tiene 19 años para la huelga bananera de 1954 que inició el 26 de mayo, precisamente en los muelles del puerto.
Según Alan Greenspan, en su libro La Era de las Turbulencias, anteriormente a 1914, se creía que la humanidad había alcanzado suficiente civismo y civilización. La trata de esclavos había terminado. La vida era mejorada por el ferrocarril, el teléfono, la energía eléctrica, el cine, el carro a motor, algunos electrodomésticos, la ciencia médica, las mejoras en la nutrición y la distribución masiva de agua potable, la globalización emerge. Las guerras mundiales destruyeron esa idea, tanto como lo fueron las pérdidas humanas y económicas.
Roberto Valenzuela desde el pantano del puerto era consciente de todo eso, y entendió que la mejora colectiva es posible, pero sobre todo, irrenunciable, necesaria. Esta convicción singular de proyecto político, lo hace tan especial y notorio en esos años, como ahora debe ser. Su compromiso colectivo tiene un componente determinante: ser honesto. Eliminar el conflicto de intereses personales y públicos. Esto le trajo enemigos, falta de apoyo de colaboradores, y traiciones. Un mal ejemplo para quienes miran el poder político como el negocio máximo a alcanzar. Una afrenta a la corrupción.
Sin desarrollo económico la ciudad no tenía futuro digno. Con esa idea y el poder de sus palabras, luchó dentro y fuera del poder público. En una elección que le ganó a un médico, se cuenta que éste reconoció que aunque él había regalado comida y bebida, Roberto ofrecía argumentos y contaba chistes al pueblo.
LIDERAZGO CONCEJAL
Luchando en las calles, barrios y en el sector rural del municipio, logró coronar su primer triunfo electoral, así se convierte en alcalde entre 1960 y 1963. La revolución cubana recién había ganado, y la esperanza popular de américa latina vislumbraba posibilidades de cambio. Roberto Valenzuela tiene 25 años, es soltero, locuaz, y se siente como pez en el agua entre su pueblo. De figura alta y delgada, era imposible que fuera ignorado. El partido liberal vive sus momentos más memorables en el país.
Preside la sesión inaugural de su primer periodo el 2 de diciembre de 1960 en el Cabildo de madera que fuera construido por el Coronel Fermín Boquín en 1933. En la primera sesión ordinaria de enero de 1961, se aprueba el presupuesto municipal de ese año, por L. 365,275.00, (el de San Pedro Sula era de 2,021,094.06 lempiras). En caja había 27,343 lempiras, en especies fiscales 385,653 lempiras. Se aprueban ayudas económicas y medicinas a “pobres de solemnidad”. El sueldo mensual del alcalde era de 400 lempiras, para regidores entre 300 y 112, y el tesorero 450. Para el Ramo de Fomento y Obras Públicas se asignó 108,160 lempiras.
La corporación municipal se integró así: Regidores, 1) Carlos Andara Bulnes, 2) Juan José Ayala, 3) Policarpo Smith Núñez, 4) Jorge Alberto Cantarero, 5) Óscar Rolando Belisle, 6) Julio César Henderson, 7) Jorge Eduardo Lozano Messan. Síndico, Bartolo Adán Velásquez. Secretario, Gustavo García España. Tesorero, Moisés Toledo Cuellar.
En el ambiente municipal y social, flotaba una influencia casi medieval. Se nombra un tribunal de fiscalización de cuentas del tesorero anterior. Se recibe solicitud para que los declaren vecinos e inscriban en Censo de Población del municipio, a Rufino Benjamín San Martín, Ester Elena Sarmiento, Didi Sopal López, Norman López. Se resuelve improcedente el aumento de pasajes del transporte público.
Según el Plan de Arbitrios, había barberías de 1 a 4 clases. Casas funerarias de 1 y 2 clases, Casas de tolerancia de 1 y 2 clases. El pago anual de impuesto vecinal era de 12.00 lempiras para capitalistas, y profesionales. Se consideraba capitalista al dueño de bienes de cualquier clase, cuyo valor exceda de 5 mil lempiras. Por profesional se entendía quien tenga título extendido debidamente. La matrícula de perros al año era de un lempira. La de bicicleta, 5 lempiras. La multa para casas y cuarterías en estado insalubre y completo abandono, era de 15 lempiras al año. El servicio de agua potable urbano, de 2 a 3 lempiras al mes. Para casas rurales, de 1 a 1.50 lempiras mensuales.
En el primer periodo se construye el Comedor Infantil, cancha municipal, parque infantil. Se invoca la Constitución de la República, y Ordenanza de Tierras y Ejidos del Departamento de Cortés, para expropiar por utilidad y necesidad pública, a quien tenga dos solares baldíos y que nunca han tenido su domicilio en la ciudad, y que no hubieren construido o hecho mejoras en los mismos. Se declaró la Zona Urbana del municipio. Se crea la solvencia municipal, y poder obtener dominio útil de solar ejidal. Se obtiene préstamo del Banco Central de Honduras por 70,000 lempiras para pavimentar la 1 y 2 avenidas. Se envía nota y recomendaciones para el saneamiento de la península a Gobernación Política del Departamento de Cortés, pero ellos acordaron que sea la Organización Mundial de la Salud (OMS) que financie el estudio.
Se crea Reglamento Interno de Trabajo “para una mejor administración, organización disciplinaria y
rendimiento en el trabajo”. Incluye este reglamento, “prohibido tertulias entre
los empleados mismos o con particulares en horas de labor”. El costo del proyecto
de saneamiento de la ciudad era de 65,000 lempiras, (45 mil aporta la
municipalidad, y 20 mil el Ministerio de Salud Pública). Se aprueba construir
el pavimento de 2 avenida y 9 calle por 169,579 lempiras.
El presupuesto de 1962 fue de 515,583 lempiras (el de San Pedro Sula era de 2,054,606.76). El presupuesto porteño se financiaba así: ingreso por cobro de agua, 69 mil, 13%. Ingreso por luz eléctrica, 218 mil, 42%. Estos dos ingresos representaban el 55% anual.
Se acuerda denegar permiso para otorgar préstamos lesivos a intereses altos a los vecinos, y combatir a los agiotistas. Se construye el Matadero Municipal. Se expropia a la Tela R.R. Co. (empresa bananera), 200 metros en 2 avenida a partir de la 1 calle, “por obstaculizar el progreso y ornato de la ciudad, y evitar el gasto innecesario de dueños de vehículos motorizados en combustible y desgaste de piezas, y a los peatones por la pérdida de tiempo para llegar a barrios El Muelle, San Ramón y al mismo sector de la Compañía”, las personas tenían que avanzar por otra ruta más larga, cuando lo podían hacer en línea recta, en esos 200 metros. Se estableció la Zona Comercial. Se construye la Escuela de Niñas República de México. Se decide no otorgar más permisos para varios prostíbulos, considerando que había demasiados ya. No se otorgan anticipos a los empleados por falta de fondos. Se aprueba el presupuesto de 1963 por 515,176.00 lempiras, (el de San Pedro Sula fue de 2,020,390.92 lempiras). El presupuesto porteño se financiaba así: ingreso por cobro agua, 69 mil, 13%. Ingreso por luz eléctrica, 218 mil, 42%. Ambos sumaban 55%. Igual al año 1962.
La sesión inaugural de su último año del primer periodo, fue el 2 de enero de 1963. Contó con la presencia del Presidente de la República José Ramón Villeda Morales, quien habló del “clima de libertad imperante en el Gobierno de la Segunda República”. Nueve meses después fue derrocado por golpe de estado por las Fuerzas Armadas, y sacado del país. También le pasó igual al alcalde Roberto Valenzuela. Se desató una represión política a lo largo del país. Este fue a Chetumal, puerto del caribe, en el estado de Yucatán, México, donde se dedicaba a diversas ocupaciones, como comprar gallinas en pueblos pobres y los vendía en los mercados. Vendía buñuelos, cantaba dentro de buses. Fueron días de privaciones, grandes limitaciones económicas, de soledad, que logró superar y regresar con sobrada dignidad. Vino más fuerte para la lucha por el desarrollo de su puerto.
El segundo periodo como alcalde, comprende desde 1971 hasta el 22 julio de 1974. Llega con 36 años de edad. La corporación municipal fue formada por: Regidor, 1) Ricardo Espinoza Carballo, 2) Obdulio García Castro, 3) Tulio Noé Cálix, 4) Juan Ramón Durón Munguía, 5) David Menjívar Jiménez, 6) Rubén Griffin Chévez, 7) José Hernán Galeano. Síndico, Virgilio Pedro González R. El presupuesto de 1974 era de 1,557,646 lempiras, (el de San Pedro Sula fue de 9,559,700.60 lempiras). Con el apoyo municipal y un movimiento popular, que le significó a RVS arrestos violentos, se logró que el instituto Franklin D. Roosevelt fuera hecho oficial, (antes se pagaba). Se declaró zona de necesidad y utilidad pública propiedad para construcción de hospital por el Ministerio de Salud Pública, en barrio Copén, 2 y 3 avenidas, 9 calle E., contiguo al sub centro de salud (876 metros cuadrados).
En ese año 1973, renuncia la empleada municipal, Iris Milagro Medina Acosta, nacida en Tegucigalpa, criada en San Pedro Sula, y el 11 de agosto contrae nupcias con el alcalde Roberto Valenzuela. Los padres de ella fueron Rosa Isabel Acosta Gutiérrez y Jesús Medina Nolasco. Ella falleció a los 82 años, el 22 noviembre de 2023; ese día la iba entrevistar para este breve ensayo. De ese matrimonio nacen Roberto, Gamal y Melissa.
Se informa en sesión de los reparos a Moisés Toledo (11,655 lempiras), y a Ricardo Urbina (13,608.00 lempiras). Se firma contrato de administración del acueducto municipal del SANAA a la municipalidad. Un vecino dona 2,400 lempiras para la compra de dos volquetes. Se construye de nuevo el mercado municipal en barrio El Centro, por 668,475.00 lempiras, con fondos provenientes de préstamo con Banco Municipal Autónomo (BANMA). Otro vecino dona 2 mil lempiras para la compra de equipo móvil. Se corrige acuerdo solo verbal de 1967 con la Empresa Nacional Portuaria (ENP), cobrando mejoras.
En este segundo periodo, Roberto Valenzuela madura la idea de que el municipio reciba 1 centavo por cada galón de combustible producido por la empresa norteamericana Refinería Texaco de Honduras, S.A., que empezó a operar en 1967 en el extremo oeste de la península. Se colocaron rótulos negros con letras blancas en el parque central, reclamando eso y haciendo consciencia popular.
FRUTOS DE LA LUCHA
Los doce años después de 1974 fueron de una entrega completa de Roberto Valenzuela y sus pocos colaboradores, que visualizaron con una determinación casi mesiánica el desarrollo de Puerto Cortés. Para entonces Roberto había adquirido el sentido total de ubicuidad. Estaban convencidos que los días de solo ver pasar los vagones del tren llenos de nuestra madera, minerales y bananos, y por carretera los tanques llenos de combustibles, y mercaderías, habían llegado a su fin. El desarrollo económico municipal tocaba a la puerta, impaciente por entrar.
Del pueblo surge el
Comité Pro Desarrollo de Puerto Cortés, cuyos integrantes eran de diversa
militancia política, ocupacional, sexos, y edades. Lo integraban liberales, nacionalistas,
pinuistas e independientes, que no dudaron unirse por un merecido futuro de
bienestar comunal. Fue un grupo digno de un estudio como caso especial. Su
directiva estaba integrada así: Presidente, Juan Lara Zepeda, Vice presidente,
Rolando Orellana Cruz, Secretario, Luis Castellanos, Pro secretaria, Ángela
Zaldívar de Puerto, Tesorero, Roberto Valenzuela Simon, y los vocales, Miguel Sauceda,
Saúl Rodríguez Leiva, y Alfredo Faraj. A Julio de 2025 viven solo tres, Ángela
de Puerto, Miguel Sauceda y Alfredo Faraj. La alcaldía de Rómulo Montoya Amaya
los declara más tarde “Hijos Predilectos de Puerto Cortés”.
Los colaboradores que lucharon, que luego fueron declarados “Ciudadanos Honorarios”, son Valentín Salmerón, Samuel Túrcios Garay, Pompilio Coto Torres, Alejandro Escalante Orellana, Jorge Casanova Ochoa, Josué Alvarado, Leonardo Matute, Alejandro Palomo, Francisco Flores Pacheco, … Armando Euceda, Rigoberto Ulloa Medina.
Esa efervescencia
grupal, maduró la creación del 4% que el gobierno central pagara al municipio
de los ingresos aduanales y portuarios (ENP). Se asegura que ese porcentaje resulta
del cálculo de la inversión y costo para definidas obras civiles deseadas y
urgentes en el municipio.
La lucha para
alcanzar el 4% se inicia con proclamas, peticiones, pero al ver indiferencia
del gobierno central, y con el apoyo de varios sectores porteños y de
sindicatos, como el de la ENEE, y Refinería Texaco, se hacen tomas de día y
noche, de la carretera de salida y entrada de la ciudad. El ejército reprime a
los manifestantes varias veces, y tanto Roberto Valenzuela y otros dirigentes
son detenidos, y luego puestos en libertad.
Para entonces la ciudad tenía 4 diputados, (dos liberales: Armando Morales y Jaime Aguilar S., Guillermo Peña Z. por el partido nacional, y Rolando Orellana Cruz por el Pinu). Uno de los liberales no apoyó el proyecto. El congresista porteño liberal de reconocida honradez y capacidad profesional del derecho, Jaime Aguilar Smith, lideró en el hemiciclo la lucha, de la cual no estaba de acuerdo el Presidente Azcona. El 19 de mayo de 1986, mediante el Decreto No.72-86 el Congreso Nacional aprueba el 4%, y lo extiende a los demás puertos marítimos del país, en el norte y sur.
Para la transparencia y representatividad de varios sectores, los fondos los administraba la División Municipal de Desarrollo (DIMUNDE), como reconocimiento que se obtuvieron por una lucha del pueblo. Esta fue creada en junio de 1986, y su disolución en febrero de 1994. Sus cuatro funciones fueron: Relleno, Drenaje, Pavimentación, y otras obras de utilidad pública o beneficio comunal.
La división, además de construir obras, tenía los siguientes estudios, entre
otros: Hidrogeológico, Levantamiento catastral Urbano y Rural, Plan de
Desarrollo Urbano, alcantarillado sanitario. La municipalidad tenía tres
directores, la ENP uno, la Aduana uno, y dos del Comité Pro Desarrollo, en
total siete. La división funcionó en la administración liberal de Azcona, el
periodo nacionalista de Callejas, y es eliminada en la administración liberal
siguiente del alcalde Marlon Lara O. Se nombró una comisión de cinco regidores para
que analizara si se reestructura DIMUNDE o se elimina. La comisión dictamina
por mayoría no eliminarla, pero en sesión de la corporación hay cambios de
opinión, y la división desaparece por la votación de 6 a 5.
Algunos analistas insistieron que había presión de la Agencia de Desarrollo del gobierno norteamericano (USAID) para quitar ese filtro de control, y debilitar la inspiración que pudiese replicar otros movimientos populares para alcanzar mejoras económicas y políticas, toda una amenaza para los intereses y la seguridad de ese país en la región.
Los municipios puerto deben tener representación en la negociación de los Tratados de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos. En dos editoriales del periódico La Tribuna, mencionan que gracias a la impericia de negociadores nacionales, se incluyeron una lista privilegiada de productos norteamericanos que ingresarían al país con rebaja de los impuestos de introducción, de forma progresiva hasta alcanzar arancel cero. Es decir, nada de 4% a los municipios puerto. Otro golpe además de la asimetría económica entre nuestras naciones.
Actualmente hay
otro tratado similar con China comunista. Según Martín Barahona, expresidente
del colegio de economistas, “se necesitan buenos negociadores y estrategias a
futuro” para lograr otro acuerdo de esa clase.
El objetivo es cuidar y fortalecer el ingreso del 4%, por su enorme significancia en la economía y desarrollo de los municipios puerto.
Para 1986 Roberto Valenzuela tiene 51 años de edad. Continúa su militancia liberal y llega a ser regidor. Junto con los otros regidores, menos uno, se ven enjuiciados por un abogado de San Pedro Sula, por haber aprobado en sesión, el cobro de un lempira para entrar a la ciudad en semana santa. Una buena idea pero con procedimiento no apropiado. Entre 1994 y 1998 funge como gerente de la Empresa Nacional Portuaria, bajo la presidencia de Carlos Roberto Reina, su amigo de largos años y correligionario del Partido Liberal.
Decía que tuvo otras ideas, pero no las desarrolló por no estar rodeado de corruptos. Por meses se opuso a la instalación de oficina y plantel de empresa embotelladora de refrescos en tercera avenida, entre 11 y 12 calles, por considerar que no era área adecuada para el tránsito masivo de vehículos de carga y sus peligros para la población. Mencionaba un proyecto de generación de energía eólica en el cerro Cardona, una elevación solitaria, con aspecto de volcán inactivo, en la costa antes de la barra del rio Chamelecón.
HEROISMO PERMANENTE
Cuando dije una vez que Roberto Valenzuela había sido nuestro héroe, me reclamaron que había tenido errores y defectos, de lo cual estoy de acuerdo. Pero recordemos que ningún héroe ha sido perfecto… ni lo será. Era impulsivo, hiperactivo, algunas veces excéntrico, intolerante a la corrupción. Un General José Trinidad Cabañas con el fenotipo conductual porteño, caribeño, amante de la honradez.
Con todo en contra en esa época que le tocó vivir, donde disentir con la autoridad y el poder económico, no solo era peligroso, se podía hasta perder la vida, Roberto se atrevió a pensar diferente, y nunca dejar luchar para hacer los cambios que las comunidades requieren. Un mérito pocas veces visto en la historia nacional.
Hoy el 4% representa el 60% del presupuesto municipal anual que sobrepasa los 1,500 millones de lempiras. Los estados de resultados municipales desde 2020 hasta 2024, reflejan un total de excedentes de 1,734 millones de lempiras.
La determinación de Roberto Valenzuela de lograr fondos para el desarrollo de Puerto Cortés, es la columna vertebral del cambio que experimenta la península y sus zonas rurales. Es un punto de inflexión, un parte olas, un antes y después. Esa visión y compromiso con su pueblo, prueba que los sueños parecen imposibles, luego improbables, y finalmente inevitables.
Hace muchas décadas (1910 -1950), en el tiempo que se permitían elecciones para alcalde, algunas personas creyendo que los podían nombrar, se iban de la ciudad y regresaban pasado el sufragio. El municipio vivía de la caridad de las empresas bananeras principalmente. No había dinero. Ahora se pelean para llegar a ese abultado flujo de caja.
En la municipalidad me dieron listado de 105 centro educativos públicos, pero no vi ninguno que llevara su nombre, ni me he encontrado con su estatua, que debería estar en las cuatro esquinas del parque central. La cultura cívica es una rara avis al parecer para muchos educadores, religiosos, empresarios, deportistas, políticos y administradores públicos.
Era común verlo en sus últimos años, antes que enfermara, caminado por las calles, haciendo bromas y visitando cafeterías. Increíble que a quien se le deba tanto sea ignorado en primer lugar por algunos dirigentes de su propio partido político, y por la mayoría del puerto. Es de justicia que su historia y lucha no solo sea estudiada, sino enseñada a niños y jóvenes principalmente, como inspiración de civismo. El Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, decía que con educación cívica no se votaría por los peores candidatos, que equivale elegir a seguir en el tercer mundo, cuando podemos escoger estar en el mundo desarrollado.
El presidente Nixon en su panegírico del 30 de marzo de 1969, ante el féretro del general Eisenhower, se preguntaba en las cualidades que lo distinguían, y cuál de ellas sería la que lo convirtió en un ser único entre todos los demás. Concluyó que era porque el general venia del corazón de su pueblo.
Podemos decir lo mismo de Roberto Valenzuela, provenía de su puerto, y de su patria, le deseó lo mejor, entendía que el desarrollo y progreso le pertenecen a todos. Solo así una nación puede aspirar a la grandeza.
Miguel Andonie Fernández dijo: “Lo que hemos hecho por nosotros, muere con nosotros. Lo que hicimos por los demás, y el mundo, permanece y es inmortal”.
Roberto Valenzuela
Simon, como los grandes personajes, ha dejado sus huellas en las arenas del
tiempo.
Excelente ensayo, mi más sinceras felicitaciones. Lastima que nuestro pueblo es olvidadizo. Roberto valenzuela fue un ciudadano ejemplar que merece reconocimiento y exaltación.
ResponderBorrarGran trabajo de investigacion , honor a quien honor merece
ResponderBorrarAtt Abog Mauricio Castellanos
ResponderBorrarGran ejemplo para todos ,trabajo con manos limpias fue un ser humano , cristiano y siempre co carácter alegre
ResponderBorrarMagnifico ensayo sobre la vida y obra del ilustre ciudadano Roberto Valenzuela Simon. Sin lugar a dudas nuestro amado Puerto Cortes le debe mucho a el y a todos y a todas que le acompanaron en la lucha por el 4%. Estimo recomendable realizar un ensayo sobre el 4% propiamente y que se traduzca en un folleto o libro para ser distribuido a los estudiantes de secundaria, instandoles a estar atentos para su defensa si fuere el caso y a su uso correcto en beneficio de toda la comunidad portena.
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