Cosas del español (55): CRUCES OSTENTÓREOS


Se ha llamado malapropismo al vocablo que se incorpora al discurso como sustituto de otro con el que tiene semejanzas, sobre todo fonéticas, pero cuyo significado es claramente distinto. Tal denominación parece relacionarse con el francés mal à propos (´inoportuno´, ´equivocado´), pero se debe al nombre de un personaje de la obra Los rivales -del dramaturgo irlandés del siglo XVIII R. B. Sheridan-, la señora Malaprop, que cae a menudo en este tipo de equivocaciones provocando gran hilaridad.

Como recurso literario ha sido empleado por Shakespeare -en Mucho ruido y pocas nueces es característico de uno de los personajes, Dogberry- y por Cervantes -en las Novelas ejemplares o en el Quijote, donde Sancho es audaz creador de tales barbarismos-.

Con frecuencia, este tipo de errores se deben al deseo de emplear expresiones que se consideran propias de un registro más culto: *ínsulas, *bote sinfónico, *luz genital, *rintintín, *surgir efecto, *rebanarse los sesos, *enderezar la ensalada, *inyección de ursulina, *ser un desecho de virtudes, *tener una conjetura muscular, *una fotografía de cuerpo presente (por de cuerpo entero), *nadar en la ambulancia… En ocasiones, el cruce de dos formas culmina en fusiones extrañas, como *ostentóreo (a partir de ostentoso y estentóreo) o *poner los nervios de gallina (de poner de os nervios y tener la carne de gallina). Algunos están muy incorporados al habla cotidiana y acechan en cada esquina. Es el caso de *inflingir, combinación de infligir e infringir.

(Fuente: Nunca lo hubiera dicho, Taurus, Madrid, Real Academia Española, Asociación de Academias de la Lengua Española, págs. 145 y 146).

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