Contracorriente: NOBEL DE ECONOMIA Y DISCURSOS POLITICOS
Juan Ramón Martínez
La Academia Sueca otorgó el Nobel de Economía
a Daron Acemoglu, Simón Johnson y James A. Robinson, “por sus estudios como se
forjan las instituciones y como afectan la prosperidad” de las naciones. Sus
libros, “Porque fracasan las Naciones”
y “El Pasillo estrecho”. Su antecedente
“El Nacimiento del Mundo Occidental”
de Douglas North.
Como dice Luis Alberto Peralta, los
autores y el premio, confirman lo que muchos han olvidado: que la economía y la
ciencia política son indivisibles. Y que para abordar las causas porque algunos
países son prósperos y otros “viven” atrapados en la pobreza y la
inestabilidad, hay que recurrir a las ciencias sociales, para encontrar
explicaciones razonables. Y para ello, hay que establecer algunas
generalizaciones inevitables.
La primera de ellas es que la economía
es una muy importante para dejarla solo en manos de los economistas, porque
además de para ellos – siendo todos productores y consumidores de alguna forma
– la economía es de interés general. La segunda es que contrario a cierto
fatalismo, que hace algunos años explicaba las razones de la prosperidad en
función geográfica, racial y religiosa, ahora estos autores prueban que la
prosperidad es fruto, entre otras causas – siendo la más importante – la creación y funcionamiento de instituciones
inclusivas, las que hacen la diferencia entre el éxito y el fracaso. La
afirmación demuele el racismo – que no puede explicar el éxito de Sudáfrica,
China y la India--, la ubicación geográfica más alla del norte frio y duro, y
suprime el carácter definitivo de la visiones calvinistas que nos enseñara
Weber que la ética protestante explicaba el éxito, aunque desconocía que la
India es una sociedad creyente con otra ética diferente; y que en América
Latina hay que estirar el determinismo ético religioso para entender el fracaso
de Venezuela; o, el éxito de Uruguay. O la estabilidad de Costa Rica.
En la década de los sesenta del siglo
pasado vino a Tegucigalpa, Beckham, un jesuita belga que indagaba porque unos
países de América Latina tenían un desarrollo superior; y otros, estaban atrasados.
Sin evitar la trampa europeísta, Beckham sostuvo en una conferencia que entre más
obscura la piel de la población más distante era el éxito y la estabilidad. Y señalaba
dos ejemplos: Haití y Honduras.
Nos pareció una simpleza; pero no teníamos
el instrumental para rebatirlo. Ahora en cambio, los ganadores del Premio Nobel
de Economía nos dicen que quienes han fracasado son los que no han creado
instituciones inclusivas, sino extractivas. Y ejemplifican, el éxito de Gates
en Estados Unidos y Slim en México. El primero fruto de la libertad y la iniciativa
que permiten instituciones incluyentes; y el segundo, por cercanía con el
gobierno de su país y la captura de los medios de comunicación la extractiva. Personalmente
nos pareció singular cuando leímos “Porque
Fracasan los Países”, el caso de la ciudad de Nogales, México--USA: una
misma ciudad, idéntica población --calle de por medio--, coexisten la pobreza,
la inseguridad con la riqueza y la seguridad, confirmando el hallazgo de los
premiados nobeles. O, el que México 1820 tenía un banco. USA, más de 1.000.
Honduras tuvo el primero hasta finales del siglo XIX. De escaso éxito por
extractivo.
Si la premisa es cierta, el caso de
Honduras es ilustrativo; pero esperanzador. En los últimos 60 años, se han
desmontado muchas instituciones. En los sesenta del siglo pasado, se creó el
mayor número de ellas. Algunas desaparecidas corroídas por la corrupción. O por
la ineficiencia gubernamental. Desde Suazo Córdova, hasta ahora, solo sobrevive
el régimen de las maquilas. El Congreso está en proceso de desmontaje. La Corte
es rehén del Ejecutivo. La Fiscalía un instrumento de persecución. Las FFAA,
herramienta contra el pueblo. Es decir que estas cuatro instituciones pasaron
de inclusivas a extractivas. Instrumentos de intereses sectarios, impidiendo la
prosperidad, el desarrollo y la democracia.
Ahora, en tiempos de campaña, solo el
PLR ha planteado un modelo contrario a la prosperidad que de acuerdo con Acemoglu,
Johnson,y Robinson, llevara al país al fracaso, porque consolida instituciones
extractivas. Cuba no ha salido adelante por esa vía. Venezuela tampoco. Haití, no
tiene instituciones, de modo que no cabe en este análisis.
La cuestión entonces es si los partidos
democráticos opositores aceptan las tesis de la formación institucional
inclusiva. Y tienen propuestas o no, para corregir las fallas que exhibimos. Y
que “consolida” el PLR. Esta es la cuestión.
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