Cosas del español (29): LA PALABRA QUE NO SE PUEDE ESCRIBIR
Supondría una gran anomalía ortográfica que alguna palabra no se pudiese escribir. Este es el caso que nos ocupa. La palabra sería el resultado de unir al imperativo de segunda persona de singular del verbo salir (sal) el pronombre átono le (o la forma plural correspondiente, les).
Así
sucede cuando, por ejemplo, damos indicaciones para que alguien salga al paso o
al encuentro de una o varias personas: [sál.le al páso] o [sál.les al
enkuéntro], diríamos. Pero ¿cómo lo escribimos? Si nos atenemos a las reglas
generales, es obligado unir el pronombre al imperativo, de modo que quedaría
así: Salle al paso, Salles al encuentro. Ahora bien, puesto que la secuencia ll
se lee necesariamente como un dígrafo en español, su lectura sería [sálle] y
[sálles]. Las silabas de estas dos palabras son, por tanto, sa-lle y sa-lles
(no sal-le y sal-les).
Para
solventar este fallo del código, se han propuesto distintas soluciones. Las mas
tradicional es añadir un guion, del mismo modo que se añade en los casos en que
la incorporación de prefijos genera anomalías ortográficas, en particular,
cuando estos se unen a una palabra que comienza con mayúscula o a un número: anti.OTAN,
sub-21 (incluso se acepta su empleo como recurso grafico para facilitar la
comprensión del termino cuando puede existir ambigüedad: ex-preso [`preso que
ya no lo es`], co-operar [`operar conjuntamente`]).
Se
ha sugerido también la posibilidad de recurrir a un punto medio, como el
empleado con esta misma función en catalán (sal.le), o al apóstrofo (sal´le).
Pero el primer signo es ajeno a la tradición del español y el segundo se
reserva en nuestra lengua para las elisiones de sonidos. En todo caso, la
ortografía académica de 2010 consigno la imposibilidad de representar la
secuencia citada.
(Fuente:
Nunca lo hubiera dicho, Taurus, Madrid, Real Academia Española, Asociación de
Academias de la Lengua Española, págs. 85 y 86).
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