RIGOBERTO SANDOVAL, UN HONDUREÑO EJEMPLAR
Oscar Aníbal Puerto Posas
1. UN HOMBRE EN BUSCA DE UN DESTINO
Rigoberto Sandoval Corea, nació en El Aceituno, “puerto menor sobre el Estero de El Aceituno”. (…) a 10 metros de altura”. Así lo define al pequeño poblado Marcelina Bonilla (1886-1955) en “Diccionario Histórico Geográfico de las Poblaciones de Honduras” (1952). Fue hijo de Amado Sandoval Dubón e Isabel Corea. El Aceituno es una aldea jurisdicción del municipio de Alianza, departamento de Valle. Nuestro hombre nació el 3 de enero de 1928. Compartió su niñez con su hermano Federico Guillermo; con el tiempo “tenedor de libros”. Esto es, profesional de las Ciencias Contables. Menos notable que éste, pero igualmente honesto, trabajador, servicial y bondadoso.
Don Amado era un agente viajero de las “Casas alemanas”, con domicilio en Amapala. Por razón de su oficio se enteraba dónde estaban los mejores maestros y maestras del departamento de Valle y ahí matriculaba a sus hijos. Fue un padre abnegado, estimulador de sueños y esperanzas. En tanto, doña Isabel, era una mujer de la vieja estampa. Todo amor, de la cabeza a los pies. Cuando llegaron al fin de la jornada, don Rigoberto, sepultó sus cuerpos en un altillo.
Junto a su hermano Federico, realizó estudios en el Instituto Central (hoy Vicente Cáceres). Por entonces, lo dirigía el propio profesor Vicente Cáceres; mucho se ha criticado la disciplina prusiana que implantó en el Instituto Central de Varones. En sus Memorias inéditas (el IHDER intentará publicarlas); no formula queja alguna. La disciplina, adquirida en el Instituto Central, fue una de las características de Rigoberto Sandoval Corea y le ayudó a escalar las cimas del éxito. Tuvo notables maestros, él los nombra en sus Memorias: Ramón Carías Donaire, Rubén Carías Donaire (además de maestro, ingeniero civil, explicaba Matemática y Física), Max Guerra Flores, Bernardo Galindo y Galindo, Abelardo R. Fortín, Rubén Barahona (profesaba “Analogía y Ortografía” e “Historia de Honduras”, en textos de su propia autoría); y otros.
Don Amado Sandoval, no contento con dejar a sus hijos en un buen colegio de Tegucigalpa, confió su tutela espiritual a dos hondureños ilustres que él conocía muy bien: el Ingeniero Abraham Williams Calderón y el Abogado Pedro Arturo Zúniga. Williams (1894-1986), no ha sido suficientemente estudiado por los historiadores hondureños (exceptuando a Ramón Oquelí). Williams, siendo diputado nacionalista en el Congreso Nacional, se opuso a la “Ley de Aguas” que dañaba nuestros suelos favoreciendo a la “Tela Rail Road Company”. Gobernaba el doctor Vicente Mejía Colindres (1876-1966).
Años después, siendo diputado a la Asamblea Nacional Constituyente que mediante Decreto No. 21 del 19 de diciembre de 1957, emitió la Constitución de la República de ese año; Williams, con voz tonante, se opuso a la autonomía de las Fuerzas Armadas. Adefesio jurídico que costó muchos años suprimir de la Ley Fundamental. En cuanto al abogado, de filiación liberal, Pedro Arturo Zúniga, fue un dechado de virtudes, en su vida privada y pública. Tuvo, también, condiscípulos que alcanzarían al devenir del tiempo, fama y prestigio, a saber: Víctor Donaire, el primer psicólogo hondureño, graduado en Chile, becado por el gobierno de ese país hermano.
El doctor en Medicina Mario Mendoza, Marco Antonio Rosa, hijo del escritor y comerciante del mismo nombre (siguió la senda mercantil de su padre), y otros de igual altura mental. Rigoberto Sandoval Corea, obtuvo dos títulos: Bachiller en Ciencias y Letras y Maestro de Educación Primaria. En tanto, su hermano Federico, se graduó de Perito Mercantil y Contador Público. Una vez en posesión de sus títulos, vino desde Langue, Valle, un señor de apellido Vigil, a proponerle la dirección de la Escuela de Varones de su municipio. Sandoval, con su proverbial cortesía, rechazó la oferta. “Un hombre es el uso que haga de su libertad”, escribió Julio Cortázar (1914-1984).
Fue sabia su decisión. De lo contrario, hubiera frustrado su talento en pueblos de tierra adentro. En uso de esa libertad, viaja a Costa Rica, llevaba 20 dólares en su cartera. Pero, su mente iba repleta de proyectos de vida. Trabajó con la Standard Fruit Company, como auxiliar de un “comisariato”. Poco a poco, va ascendiendo, a virtud de su probada eficiencia.
Superó las penurias económicas. Inclusive ahorró para enviarles ayuda a sus padres en El Aceituno. Aprende una lección: los puestos se ganan por competencia, no por recomendaciones ni padrinazgos. Llevaba en sus genes la cortesía y el buen trato a sus semejantes. Ella, mucho lo ayudó en su vida. Luego, parte a Venezuela y se emplea a una transnacional petrolera. Sandoval, que, en Honduras, justo en el Instituto Central, adquirió el hábito de la disciplina, no se desperdigó. Gozaba de un sueldo moderadamente honesto y, en sus horas libres se aplicó al estudio del idioma inglés.
Caminando por las calles de Caracas se detiene en un quiosco, compra un diario, y en sus páginas encuentra un anuncio para estudiar el idioma de Shakespeare, en el Estado de Mississippi (USA); una vez iniciados sus estudios universitarios, para cubrir todas sus necesidades humanas, encuentra trabajos temporales, que refuerzan sus modestos ingresos. Algunos, fueron trabajos humildes. Raúl Corriveau Mercier, Obispo de la Diócesis de Choluteca, amigo personal del Lic. Sandoval Corea, cuenta, en la presentación del libro inédito, una anécdota: “mientras estudiaba en la Universidad de Arizona, Estados Unidos para adquirir una formación profesional que le permitiera servir a su país, trabajó en un hotel lavando platos, donde llegó a servirle el almuerzo al multimillonario estadounidense John Davison Rockefeller Jr. Sandoval, no cuenta en su obra inédita este episodio; lo hizo el Obispo Raúl Corriveau Mercier. Una infidencia del hombre de Dios.
2. LAURELES EN SU FRENTE
Un arduo, duro y sostenido esfuerzo lo conduce al éxito. Se gradúa de Licenciado en Economía, el año 1955. Joven aún. De ahí parte a Nueva York. “La Babel de hierro”, la llamó el poeta, para hacer una pasantía en la ONU. Sigue en los Estados Unidos. De 1955 a 1957 es alumno de la extraordinaria Universidad de Berkeley. Salvo pruebas en contrario, Sandoval Corea, es el único hondureño que se ha inundado de luz en ese espacio académico. Se graduó de Economista Agrícola. Regresa a Honduras. Su primera escala es El Aceituno, se inclina reverente ante sus padres, ya ancianos. Luego a Tegucigalpa. No tardó mucho en encontrar empleo, en el Banco Nacional de Fomento, fundado en el fecundo gobierno del abogado Juan Manuel Gálvez (1887-1972).
Funge a las órdenes del Lic. Mario Ponce Cámbar (R.I.P.). Caprichos del destino, ambos llegarían a ser directores del INA y les ataría una amistad sólida y permanente. Intrigas de la política vernácula lo obligan a renunciar. Así se inicia su tiempo europeo: Reino Unido e Italia. Más tarde viaja a Washington, lo contrata el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Estando en el BID, conoce al poeta, abogado y periodista, José R. Castro (1909-1968), oriundo de Comayagua, quien fungía en la División de Información del BID. Cumpliendo misiones de trabajo, Castro, encuentra la muerte en Bogotá, Colombia. Su corazón, su gran corazón de poeta, lo traicionó. Hecho que consternó al Lic. Sandoval. Eran amigos. También en Washington, en una reunión social, conoce al doctor Ramón Villeda Morales (1908-1971), expresidente de Honduras. Le causó buena impresión. Era un hombre galante y de buen decir. Fue el centro de la reunión. Sandoval a partir de esa noche sintió por él simpatía y respeto, lo refleja en sus Memorias inéditas.
3. DE VUELTA AL SUELO NATAL
A Honduras volvió atendiendo un llamado del entonces presidente constitucional de la República, general Oswaldo López Arellano (1921-2010). Le confió la Dirección del INA. Rigoberto Sandoval Corea, joven aún: 39 años, dejó un cómodo empleo en Washington, atendiendo el llamado del presidente de su País. No dudó en aceptar. Dejó Washington, D.C., pese a sus encantos, los cerezos en flor, las undosas aguas del río Hudson y el espectáculo cosmopolita de su arquitectura. Él era así: Honduras, fue su prioridad. El 7 de octubre de 1967, el Ingeniero -graduado en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)- Miguel Ángel Rivera, puso en jaque al gobierno del general Oswaldo López Arellano, mediante un documento que ha entrado a la historia de Honduras, con el nombre de “Memorándum Rivera”.
En él culpa al abogado Ricardo Zúñiga Augustinus (1916-1987), de todos los males habidos y por haber. Zúñiga, era el ministro de la Presidencia, a quien se le adjudicaba una influencia excesiva sobre el “Señor Presidente”, coloco mayúsculas y comillas, porque estoy citando el título de un libro de Miguel Ángel Asturias. Un largo responso, sin respuesta oficial. Al final de la “Catilinaria”, el Ingeniero Rivera Bermúdez, al referirse al Lic. Zúñiga, dejó constancia de “mi respeto por su capacidad e inteligencia” (sic). Zúñiga, tenía una inteligencia poco común. Coterráneo de Sandoval. Nacido en San Lorenzo, Valle.
Es altamente probable que Zúñiga háyale recomendado al general López, el nombramiento de Sandoval, como Director Ejecutivo, con rango de Ministro del INA. También, cuando la crisis desatada por el “Memorándum Rivera”, Zúñiga Augustinus, en Consejo de Ministros, propuso al licenciado Sandoval, como sustituto del Ingeniero Rivera. Tal para cual, el hombre de El Aceituno, no medía ni un centímetro menos, en capacidad y honestidad al dimitente. Cuenta en sus Memorias inéditas que no quería aceptar. Pero ante la insistencia tuvo que hacerlo.
La reforma agraria la inició el gobierno del doctor José Ramón Adolfo Villeda Morales, fundador del INA, el año 1961. Su gobierno, además, emitió el Decreto-Ley 170 (Ley de Reforma Agraria); pero, Villeda no pudo encontrar al hombre idóneo para dirigir el INA. En cambio, Oswaldo López Arellano, escogió al hombre capaz (un economista agrícola), probo y, además, valiente; para impulsar el proceso. Ese hombre, acaba de fallecer: Rigoberto Sandoval Corea. Cada uno de sus actos los consultaba con el general López Arellano y éste le daba su visto bueno. Es más, lo facultó para contratar muchachos que estudiaron en la extinta URSS y en Hungría. Ellos son: Andrónico Espinal, José Luis Corrales (f.), Adalberto Córdova (f.) y Luis Alberto Fuentes. Villeda no se hubiera atrevido a aprobar una decisión análoga. López Arellano, resistió las presiones del embajador norteamericano. Su argumento fue sencillo: “Son talentos humanos que necesita el País”. A lo que agregó: “Y ustedes, ¿por qué no nos becan muchachos?”. El embajador Jova calló.
4. LA GUERRA HONDURO-SALVADOREÑA (1969)
Una fuente imparcial, el brasileño Neiva Moreira, [véase “Guía del Tercer Mundo” (Río de Janeiro, 1980)], cito: “Más grave aún fue la mal llamada “Guerra del fútbol” de 1969, con El Salvador, que tuvo como detonante un encuentro deportivo, pero cuyas causas profundas deben buscarse en la excesiva emigración de campesinos salvadoreños a Honduras”.
En este lamentable suceso, tuvo que ver la desidia de gobiernos anteriores. Más de 40.000 campesinos salvadoreños se habían asentados en nuestro País. El Art. 68 del Decreto-Ley No. 70, establecía que para ser beneficiario de la Reforma Agraria se necesita ser hondureño por nacimiento. Sandoval, comenzó a aplicar ese artículo. Previo dialogó con los afectados. Les propuso -caso de llenar los requisitos- que adoptaran la nacionalidad hondureña. Se negaron. Hubo que hacer expulsiones. Ello enfadó al gobierno de El Salvador y a su oligarquía. En el siglo XIX, el presidente Zaldívar había suprimido los ejidos y las tierras comunales indígenas, para dar paso a los latifundios cafetaleros en manos de 14 familias. La guerra duró 100 horas. La detuvo la OEA. López Arellano y Sandoval Corea, fueron declarados “enemigos públicos de El Salvador” y, en el caso de Sandoval, puso precio por su cabeza.
5. SALE DEL INA Y DEL PAÍS
A 1971, hubo cambio de gobierno, el candidato del Partido Nacional, Dr. Ramón Ernesto Cruz (1903-1985), emprendió ataques contra el licenciado Sandoval. Al triunfo de aquél, Sandoval tuvo que renunciar. Ahí dejó una obra sin igual: “El Complejo Agrario de Guanchías”, paradigma en América Latina. “Vitrina de la Reforma Agraria”, visitada por técnicos extranjeros que llevaron el modelo a sus países. Surgieron, imitando a Guanchías, 100 cooperativas en Costa Rica. El orgulloso país centroamericano, vino a tomar lecciones a Honduras. El modelo también lo copió Panamá y hasta el lejano Brasil. Asimismo, Sandoval, estableció exitosas cooperativas en el Valle del Aguán, con financiamiento del BID.
Sandoval Corea es el adalid de la reforma agraria en Honduras. Salió al asumir el poder “Monchito Cruz” (tal lo llamaba, este pueblo tierno que se llama Honduras). Viajó a Roma. La FAO le abrió las puertas. Llegó a ser director de Reforma Agraria para América Latina y viajó más que Sebastián Elcano. Éste en nao, Rigoberto en transatlánticos, que no lo marearon, siguió siendo el hombre humilde de El Aceituno, servicial y noble como un campesino.
6. SU SEGUNDO PERÍODO EN EL INA
A la caída del general López Arellano, en un oscuro episodio que fraguó la CIA, el general Alberto Melgar Castro (1938-1987), lo llama a desempeñar, por segunda vez, la Dirección del INA. Sandoval cometió el enorme error de aceptar. Los tiempos habían cambiado, oigamos de nuevo a Neiva Moreira: “El nuevo gobierno sustituyó la política reformista del anterior por una de corte desarrollista, paralizando o desvirtuando las transformaciones más profundas (ops. cit. p. 167).
Sandoval no cabía en ese recuadro. Presentó su renuncia. Melgar, sinuoso e hipócrita, no se la aceptó y le dijo que iban a superar los inconvenientes. No fue así -dice en sus Memorias- “de seis miembros del gabinete solo uno me apoyaba” -entonces, presentó su renuncia irrevocable. Para entonces yo estaba en el INA -en PROCCARA, propiamente- y viví el drama. Sandoval fue traicionado por el subdirector, ingeniero Fabio David Salgado, quien era su compadre y al que a su vez había llevado al INA, recién graduado de ingeniero civil, en su primer período. Lo sustituyó en el cargo. En esa instancia acumuló riqueza inmensa. Salgado era un hombre sin escrúpulos. Rodeado de hombres del mismo jaez.
7. VIDA DE JUBILADO
Sandoval pasó a la vida de jubilado. Gozaba de la jubilación de la FAO. No era su destino estar tranquilo. Conoció el mundo fascinante de las oenegés. Fue asociado del Instituto Hondureño de Desarrollo Rural (IHDER), cuya junta directiva presidió en dos períodos alternos. También fue miembro de la Fundación Democracia sin Fronteras (FDsF), cuando la dirigió la abogada Ana Alejandrina Pineda Hernández. Más tarde, Ministra de Derechos Humanos, en el gobierno de Porfirio Lobo Sosa (2010-2014). Con buen desempeño; pese a las limitaciones presupuestarias.
8. EN LA POLÍTICA Y A LA COHDEFOR
Sandoval, siguiendo los consejos de su amigo Gautama Fonseca Zúniga (1932-2012); incursionó en la política partidaria. En 1993, militando en el Partido Liberal, apoyó la candidatura del Dr. Carlos Roberto Reina (1926-2003). Al triunfar, Reina lo nombró Gerente General de la COHDEFOR. Ahí hizo una labor prócer. A él se debe lo que nos queda de bosques. Sin embargo, las intrigas palaciegas lo hicieron renunciar. Solo el general López, lo apoyó en su gestión y lo mantuvo en su cargo contra viento y marea.
9. VIAJES, IDIOMAS Y LIBROS
Fue un intelectual de primera. Aparte de su licenciatura en Economía y su materia en Economía Agrícola, obtenido en prestigiosas universidades norteamericanas. Hablaba varios idiomas: español, su lengua de origen; el inglés y el italiano, a la perfección; portugués y francés, este último lo entendía, pero no lo hablaba. Conoció el mundo. Solo le faltó un continente: Oceanía. En Italia, amó la Opera. De vuelta a Honduras, es obvio, no pudo seguir cultivando esta afición cultural. Escribió varios libros, citaré algunos: “Honduras: su gente, su tierra y su bosque”; “Honduras: sus Recursos Humanos y Naturales en Peligro” y “Evolución de un bosque en proceso de Extinción” (tuve la honra de escribir el prólogo). Él financió los tirajes, con pérdidas económicas considerables. Este es un país donde la gente no lee. Ni siquiera los que gobiernan. Sus malos discursos, los delatan.
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De trajín en trajín, conoció a una mujer hermosa, hondureña sí, la mujer hondureña es preciosa. Se llamó Esperanza Santos, murió joven. Con ella procreó lo que él llamó “mis princesas”: Miriam Isabel, Carla Ivette y Ana Lourdes. Coloqué los nombres en orden de edades. Mirian Isabel y Ana Lourdes, casadas, viven con sus esposos en Estados Unidos de Norteamérica. Carla, soltera, permanece en Honduras. Mujer ejemplar, cuidó a su anciano padre, durante su larga y penosa enfermedad. En brazos de ella expiró el grande hombre, el nueve de julio del año en curso. Sereno fue su paso a la eternidad. Frisaba 98 años, intensamente vividos.
Es y será una precisa descripción de la agitada vida de nuestro apreciado Jefe Lic Rigoberto Sandoval Corea. Mi agradecimiento al brillante escritor Óscar Aníbal Puerto
ResponderBorrarMuchísimas gracias por esta excelente biografía del Lic Rigoberto Sandoval Corea. Mi esposa es de El Aceituno , su padre es de apellido Corea y su abuelo materno Sandoval. Fue mi suegra quien me presentó a Don Rigo comprando anonas en el mercado de Nacaome. Me dijo que eran las mejores .
BorrarSiempre vi con mucha admiración a Don Rigo y conocer de toda su trayectoria fortalece mi creencia que en Honduras tenemos muchos héroes anónimos El fue uno de ellos Descanse en paz Don Rigo