VICENTE TOSTA CARRASCO: MILITAR Y POLITICO QUE LIDERÓ HONDURAS TRAS LA GUERRA CIVIL DE 1924

Anales Históricos

Jesús Evelio Inestroza*

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General Vicente Tosta Carrasco

1.         Vicente Tosta Carrasco fue sometido a la presión continua y control del caudillismo de su época y de los Estados Unidos desde el Departamento de Estado, ejercidos a través de la Legación en Tegucigalpa y de los consulados establecidos en los puertos del litoral atlántico, invocando en todo momento, el Tratado de Paz y Amistad suscrito en Washington el 20 de diciembre de 1907, que tenía como garantes a México y a la Potencia del Norte. Era la consecuencia indelegable, por ser protagonista de primera línea en la historia política y militar de Honduras. Para la emergente potencia la intención era conjurar una potencial amenaza a la seguridad hemisférica y proteger sus intereses económicos en la región. Esta fuerza desigual fue percibida claramente por el militar otoreño desde que participó como cadete en la guerra civil iniciada por los liberales, apoyados por el gobierno que presidia en Nicaragua José Santos Zelaya en 1907, prosiguiendo en la guerra de 1929, en el alzamiento de Ferrera en 1922 y la “Revolución Reivindicadora” de 1924 que lo llevó al poder provisional de la nación. Durante el desarrollo de esos eventos fue notable la imposición de estrategias y planes de paz, traslado de embarcaciones con efectivos militares para demostrar su fuerza y decisión. Además, la elaboración de perfiles de jefes militares y políticos de relieve fue una práctica constante, para definir posibles candidatos confiables a cargos de elección popular, como lo confirman los informes periódicos que se expedían desde la agencia estadounidense en Honduras, dirigidos al Departamento de Estado.

La paz en Centroamérica era “particularmente necesaria” para los Estados Unidos pues aseguraría económica y políticamente “un logro substancial para los puertos del sur” del país del norte como Galveston, New Orleans, Mobile y otros. Es extraño, sin embargo, que Estados Unidos y los demás países de la región hayan propuesto a Tosta como Presidente Provisional, eliminado a candidatos del Gobierno y de la revolución, considerando que el nombre de Fausto Dávila surgió como candidato a tal cargo, en el Convenio de Tiloarque celebrado por los jefes revolucionarios el 24 de marzo de 1924 y que el artículo 2 del Tratado de Paz y amistad de 1907 prescribía que no se aceptaría a un ciudadano surgido de un golpe de Estado. Se justificaría la eliminación de la lista propuesta, porque Dávila era considerado un revolucionario activo por el hecho de estar implicado en la negociación de armamento para las fuerzas alzadas en Estados Unidos.

A los Estados Unidos le preocupaba el apoyo militar y político que daban algunos gobiernos de la región a los vecinos que se encontraban envueltos en conflictos armados, pero hacía caso omiso del financiamiento proporcionado, en el caso de Honduras, por las compañías bananeras Cuyamel y United Fruit Company, indistintamente a los gobiernos, partidos y facciones levantadas en armas. Luego completarían el control con la suscripción del Tratado Bryan-Chamorro y la creación de la Corte Centroamericana de Justicia.

2.         Vicente Tosta tuvo en su perfil las características de líder carismático y con autoridad militar, pero moderando éstas en sus funciones civiles, de familia y sociales. Eran cualidades que atraían de su persona: espíritu de organización, estoicismo en el sufrimiento, nobleza, humildad “casi campesina”, heroísmo, serenidad, modestia, sentido común, tacto político, lealtad y sinceridad puesta a prueba. Cuesta un tanto, identificarlo como el caudillo tradicional donde priva el autoritarismo recio y el control con el cual lograban la adhesión de sus seguidores y de los grupos armados que se encontraban en disposición al conflicto en una región, localidad o nivel central. Así lo vieron figuras nacionales de la época como Alfonso Guillén Zelaya, Ismael Mejía Deras, José María Alvarado, Alejandro Castro, Abel Villacorta y Marino Bertrán Anduray. No podemos imaginar a Tosta con un exagerado poder sobre su persona y el ejercicio de poder y autoridad ilimitada (válido y justificable en la vida militar), definido en el concepto tradicional como el individuo con “ejercicio autocrático del poder local, regional o central, mediante el prestigio o el carisma de un hombre fuerte y el control de las fuerzas militares”. Aunque no se puede negar que Tosta perteneció o conoció a una generación de caudillismo ilustrado, integrado por oficiales militares formados en otros países, ingenieros, médicos y abogados, que tuvieron influencia y dominio sobre masas de la población hondureña, entre los que se pueden mencionar a Policarpo Bonilla, Terencio Sierra, Miguel R. Dávila, Miguel Oquelí Bustillo, Gregorio Ferrera, Vicente Mejía Colindres y otros. 

3.         En la corta temporalidad de los conflictos intestinos ocurridas en el primer tercio del siglo XX, domina la guerra para dirimir los conflictos electorales y la sucesión al mando Presidencial con golpes de Estado. Nuestro suelo se llenó de sangre de hermanos en las guerras de 1902, 1910, 1919 y 1924, agregándose alzamientos como los conducidos por el otoreño Gregorio Ferrera y otros jefes militares. En este espacio destacaron las figuras de tres militares: Tiburcio Carías Andino, Vicente Tosta Carrasco y Gregorio Ferrera. Los dos primeros alcanzaron el Poder. El caudillo con mayor figuración de caudillo tradicional fue Carías, quien presentó su candidatura en 1919 en la época que se dio la segunda y definitiva etapa de la formación de partidos políticos como plataforma para ascender al Poder. Tosta no tuvo la aceptación de este caudillo ilustrado, quien llegó incluso al enfrentamiento con los ministros de Estados Unidos, igual al Departamento de Estado y demás miembros influyentes de su Legación para hacer valer su derecho de acceder a nivel superior en política partidaria. Tosta y Ferrera fallecieron y abrieron las posibilidades de Carías que hizo valer en todo tiempo su carisma, decisión y autoritarismo.

4.         Los investigadores dedicados a la historia militar hondureña han elaborado una reseña del General Vicente Tosta Carrasco, a quien le atribuyen haber participado en 33 batallas y combates con una sola derrota, que se dio Ferrera, cuando ejerció la Comandancia de Armas en el Departamento de Copán, tratándose de una emboscada en El Naranjito. Fueron memorables las acciones emprendidas en la guerra de 1919, donde combatió con fuerzas menores y escaso armamento, logrando vencer al enemigo en todos los enfrentamientos, exceptuando retiradas estratégicas que el gobierno definía errónea y fatalmente como derrotas. Utilizó hábilmente la estratagema, fue genial en la táctica y la estrategia, pero tuvo fisuras en el don de mando al inicio de sus campañas, lo que hizo peligrar la victoria en los frentes. Su conocimiento, según lo confesó, lo obtuvo de su idolatrado maestro y director de la Escuela Militar, el Coronel chileno Luis Segundo Oyarzún, quien introdujo la doctrina prusiana en el ejército nacional, que tuvo vigencia absoluta hasta 1946 cuando se introdujo la “doctrina americana”. Tosta fue el primer Comandante en trabajar el diseño táctico con el otoreño Abel Villacorta donde se incluía profesionalmente e integradas, la comunicación (telegráfica), infantería (cañones), caballería y aviación como apoyo de combate.

Vicente Tosta Carrasco es considerado un genio militar por los conocedores del arte de la guerra

5.         La muerte de Tosta, ocurrida el 7 de agosto de 1930, a sus 44 años, está registrada en la memoria de su familia como una conspiración tramada por simpatizantes del cariísmo. Se dice que el crimen fue ejecutado por un médico mediante inyección, en el mismo hospital donde fue atendido por diagnóstico de septicemia, es decir, infección grave del torrente sanguíneo. Se asocia en la intención con el asesinato del General Gregorio Ferrera cometido en Bañaderos el 26 de junio de 1931. Este extremo no ha sido confirmado, pero fue sostenido y compartido por todos los hijos y algunos simpatizantes de Vicente Tosta. Es difícil despojarse de la sospecha si se considera que ocurrieron en el cercano pasado, otras muertes de políticos, con posibilidades de triunfo, que se encontraban en plena actividad electoral; nos referimos a la de Francisco J, Mejía el 25 de enero de 1919 quien lanzaría su candidatura como Presidente y su Vicepresidente de fórmula, Jerónimo J. Reina, ocurrida el 30 de diciembre de 1918.

6.         En Jesús de Otoro, cuna de Vicente Tosta y Gregorio Ferrera y en Honduras, se comienzan a borrar de la memoria colectiva la imagen y el conocimiento sobre estos personajes, los que ya son percibidos únicamente como simples guerreristas en las frecuentes montoneras, despojándose de esa manera del análisis las causas políticas, económicas y sociales que intervinieron y las consecuencias que trajeron para la construcción de la historia nacional.

7.         Una pregunta que se han formulado los historiadores dedicados a la investigación en el campo político, tiene que ver con la militancia partidaria de Tosta, pues resulta difícil ubicarlo si se considera su participación en la guerra intestina, donde contribuyó en 1919 al derrocamiento de un gobernante que no era liberal y ayuda a imponer a una persona de ese partido que se desempeñaba como su Comandante General, a quien defiende en 1922 durante el alzamiento de Ferrera y lo derriba bajo el mando de Tiburcio Carías en 1924. En el proceso electoral de 1928 une su fuerza política a Vicente Mejía Colindres después de haber negociado con Carías, el líder supremo del Partido Nacional. Es probable que tuviera simpatía por el Partido Nacional. El análisis nos llevó a concluir que no se tenía una definición clara pero su conducta señala una pronunciada aversión a Tiburcio Carías Andino, una figura prominente y poderosa en esa etapa de la historia política nacional. Lo manifestaba en conversaciones con su familia e íntimos amigos.

8.         El militar prusiano Carl Von Clausewitz, sostenía que la guerra es la política por otros medios. Eso aplica en el caso de Honduras cuando nos referimos a los sistemas de gobierno y la lucha por el poder, que aparecen en este estudio en una temporalidad de cuarenta años (1894-1924), donde es evidente la manipulación de los procesos electorales, el autoritarismo, la represión y la persecución, la presencia de un caudillismo central que tenía un amplio control en el territorio nacional, lo cual podían utilizar como último recurso para activar la guerra y derribar gobiernos. Los partidos políticos eran la plataforma de legitimidad.  Fueron presidentes derribados por la fuerza de las armas: Rosendo Agüero (1893), Manuel Bonilla (1907), Miguel R. Dávila (1911), Francisco Bertrand (1919) y Consejo Ministerial de la dictadura (1924). Más un autogolpe (1904). Cuatro constituciones emitidas (1894, 1906, 1908 y 1924), precedidas tres de ellas de sangrientas guerras. Vicente Tosta fue parte de ese drama pues tuvo participación en la mayoría de esas guerras civiles, como cadete combatiente en 1907 y como oficial superior con función de Comandante en 1908, 1919, 1922, 1924 y 1925; además, fue figura conocidas y reconocidas en las lides políticas que se libraban a nivel nacional.

(*) Conclusiones del libro “General Vicente Tosta Carrasco, biografía social, política y militar”, por Jesús Evelio Inestroza, de próxima aparición en librerías nacionales e internacionales.

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