EL FÚTBOL, DESDE DIVERSOS ÁNGULOS
Oscar Aníbal Puerto Posas
1. El fútbol, se
originó en la Revolución Industrial
El fútbol nace en Inglaterra. No por casualidad. Inglaterra es la génesis de la Revolución Industrial. Fue un fenómeno innovador en la historia universal. De ahí deriva el capitalismo como modo de producción y el liberalismo, su acompañante político. La Revolución Industrial tuvo un historial monstruoso, en grado sumo; significó el despojo de los campesinos de sus tierras, a fin de dedicarlos al pastoreo de ovejas, materias primas de la industria textil. Los campesinos emigraron en ingentes cantidades a las ciudades. Algunos, se emplearon en las fábricas textiles. Surge otra clase social: El proletariado. Otros, quedaron en espera de trabajo, constituyendo la “fuerza de reserva laboral”.
El dueño de los medios de producción, descubre que sus ganancias serán
superiores, reduciendo los salarios. Por esta vía, contratan mujeres y niños,
con salarios bajísimos. Esta es la cruel historia del capitalismo. Azarosa.
Cruel y despiadada. Algunas de estas características, las conserva aún hoy día.
Desde luego la lucha obrera, ha atenuado un poco, el escenario anteriormente
pintado.
Ahora bien, el tenor del artículo es otro. El fútbol surge en Inglaterra,
con un propósito. Educar a la clase obrera en el trabajo socialmente dividido.
Que los hombres, entiendan, la coparticipación de otros hombres para obtener
resultados exitosos. El fútbol se juega en equipos. Cada jugador hace lo suyo.
Algunos defienden. Otros, atacan. Algotros (los medios o volantes), enlazan
defensas con atacantes; estos, situados adelante, se les denomina delanteros.
En el fútbol está prohibido tocar el balón con las manos. Este es privilegio
del “guardameta o portero”. El campo o la cancha, también la recorre un hombre,
también de pantalones cortos, a quien se denomina árbitro. No interviene.
Vigila que se cumplan las reglas del juego. Hace en el fútbol, el papel del
Estado Liberal.
El pueblo, la masa, los seguidores o aficionados, “fans”, “hinchas”, “a
torcida” (toma denominaciones distintas según sea el país en que se juegue). No
interviene. Es mero espectador. Mira, si es el caso, reprende, bien al árbitro
o a los jugadores. Pero no decide los resultados. El típico modelo de la
sociedad democrática-burguesa. Que ahora se ha apropiado del vocablo
“democracia”. Tan grande es su cinismo.
En la medida que el capitalismo fue creciendo, llevó al fútbol al mundo. No
es casualidad que al introducir capitales y migrantes, “la vieja Albión”, a la
Argentina. Los equipos -los grandes, espectaculares equipos argentinos, llevan
nombres anglosajones: “River Plate”, “Boca Juniors” y hay otros de reciente
creación, con rimbombantes nombres ingleses. El deporte es superestructural. No
hay actividad humana que no escape a su base estructural capitalista. Pese a
todo, el fútbol es un bello espectáculo. Como todo con lo que interviene el ser
humano. Vibrante, vistoso, a veces, seduce por las acrobacias que se permiten
los futbolistas. Goles de media cancha. La superación del adversario bien por
velocidad, bien por gambetas. Goles o atajadas espectaculares. El pueblo-pueblo
lo disfruta. El pueblo -lo dijo el poeta Oscar Acosta (1933-2014)-, ama a sus
héroes semidesnudos. Vibraciones líricas aparte, el fútbol es un trabajo como
cualquier otro. A este respecto, me impresionaron agradablemente las
declaraciones de nuestro compatriota Kervin Arriaga al cumplir su primer
entrenamiento con el “Levante”, de la primera división de España: “Soy un
obrero que viene a trabajar, a defender este escudo con gotas de sangre si es
posible y vamos a representar bien a “Levante”. (EH, zona, p. 30, 22/6/25).
Buena suerte Kervin y atento a las lesiones, que pudieran frustrar tus nobles
sueños de obrero del espectáculo.
2. El fútbol invadió el mundo, Honduras no fue la excepción
El fútbol se juega hoy en todo el mundo, con igual intensidad y pasión. En
algunos países con mayor destreza que otros; pero se juega. Los países árabes,
sobre todo los que tienen yacimientos de petróleo, invierten cantidades
astronómicas de dinero, para contratar los mejores “cracks”. A la fecha, llegó
a los cinco continentes. Oceanía incluida. Habría más bien, que averiguar dónde
no se practica. Quizá Nepal, por su altura y sus tradiciones culturales
milenarias. Llegó a Honduras a principios del siglo XX. El primer club fue el
Olimpia, fundado en 1912. Después, en 1928, surgió el Motagua; ambos,
curiosamente, no en Tegucigalpa, sino en Comayagüela. Luego, vinieron los
equipos de San Pedro Sula. “Marathón” (sic) y el España. A uno de sus
directivos, se le ocurrió llamarte “Real España”. Ridiculez. En Honduras no hay
rey. Honduras es República.
En La Ceiba se organiza el club social “Vida”. El “Vida”, es un club con
nombre formado con las dos primeras sílabas de Vicente D’Antoni. Fundador de la
“Standard Fruit Company”. Sus aficionados, “campeños” en su mayoría, apoyan al
equipo de su explotador. La decadencia y descenso del “Vida”, tiene que ver con
la salida de la “Standard Fruit Company”. La burguesía local, fundó el
“Victoria”, que con irregular fortuna compite en la “Liga Nacional”. Así se
llama en Honduras la primera división del fútbol criollo. Aunque ya no tan
criollo. Se contratan técnicos extranjeros y jugadores sudamericanos, que
arraigan de maravilla en nuestro país.
3. El fútbol,
plataforma de movilidad social
Marvin Barahona (San Pedro Sula, 1961), en su interesante libro: “Honduras en el siglo XX” (Editorial Guaymuras, 2017). Plantea que el fútbol en Honduras, redimió del anonimato y de la pobreza, a nuestros compatriotas afrodescendientes. Procedentes de los “morenales” (aldeas garífunas) o bien del corazón de los bananales. La Costa Norte ha sido la veta o filón de nuestro fútbol. Lo cual es cierto. En mi ya remota infancia admiré las hazañas de Zacarías Arzú y del “Motor Bernárdez”. Como ellos hay miles cuyos nombres se agolpan en mi memoria y ante el temor de un olvido injusto, no los mencionaré. Pero sí, a David Suazo, quien vistió diversas camisetas en el fútbol de Italia, uno de los países que están a la vanguardia del fútbol mundial. Allá reside. Esporádicamente, visita la patria de sus amores.
Sin ser negro, Centroamérica ha dado un jugador de escala mundial. De
origen social muy humilde, el salvadoreño Jorge “El Mago González”. Trotó por
las canchas de España. Los españoles, corrigieron el sustantivo “Mago”, por el
adjetivo “Mágico”. Pudo haber sido uno de los mejores futbolistas del mundo.
Pero no se disciplinó. Con frecuencia visitaba “Tabernas y otros lugares”, citó
a su compatriota Roque Dalton (1937-1973). Pero, es indudable, el fútbol fue su
escalera de ascenso social. Llegado a la edad provecta, en San Salvador, no le
falta lo esencial para un cómodo vivir.
Brasil ha dado una pléyade de futbolistas. No los mencionaré – sí a Pelé,
el rey Pelé. A los 17 años, recién cumplidos, hizo campeón del mundo a su
inmenso país, en el Campeonato Mundial, llevado a cabo en Suecia, el año 1958.
Su vida es un ejemplo para los atletas del mundo. Murió en São Paulo, en 2022.
A sus exequias asistió una multitud de admiradores. “Pelé” no procedía de una
“favela”, de donde han surgido buena parte de los futbolistas brasileros.
Algunos de ellos, debido a su origen, al saltar de la miseria a la fortuna; han
protagonizado en Europa, vergonzosos escándalos. Otros, se han dedicado a
“comprar” el encanto de mujeres bellas. Casi todas ellas, modelos de profesión.
“Poderoso caballero es don dinero”, dijo don Francisco de Quevedo.
Diego Armando Maradona, conocido con el apodo de “Pelusa”. No es mal
vocablo. Según el Diccionario de la Academia, significa “envidia de los niños”.
Los pibes, en el gran país austral, querían ser como “El Diego”. Maradona, es
el único futbolista que dejó escritas sus memorias, el libro se titula “Yo, el
Diego”. Confesó -con harta ironía- su origen humilde: “Nací en un barrio
privado, privado de luz eléctrica, privado de agua potable, privado de un
centro de salud, privado de todo lo que hace la vida confortable”. Es decir,
Maradona, procedía de lo que los argentinos llaman “Villas Miseria”. De ahí se
levantó a puntapié limpio. Uno de los mejores del mundo por su extraordinaria
habilidad. En 1981 el “Boca Juniors” lo traspasa al FC Barcelona. En 1984-1991 jugó
en Nápoles y en 1992-1993 en el Sevilla, tras quince meses de suspensión por el
consumo de drogas. Campeón del mundo, vistiendo la camiseta albiceleste en
1986. Le robaron el título en 1990, en el juego final contra Inglaterra. El
equipo anglosajón, cometió una falta penal; que el mundo entero vio. Y el
árbitro ignoró. Maradona, trabó amistad con el líder de la Revolución Cubana,
comandante Fidel Castro (1926-2016). Fidel intentó rescatarlo del mundo de las
drogas, hospitalizándolo un largo período en La Habana. Por un tiempo anduvo
bien. Luego volvió a sus andadas. “El Diego”, nunca negó su fervor por la
izquierda. En uno de sus muslos llevaba tatuada la imagen de su compatriota,
Ernesto “Ché” Guevara. Murió al cuidado de médicos caros que lo descuidaron. Su
familia, ha iniciado juicio criminal por esto a dos malos discípulos de Galeno.
Argentina lo lloró a mares. Maradona, no es el único caso de adhesión a la
izquierda de un astro del espectáculo. Domingo Dominguín, torero, militó sin
ambages en el Partido Comunista de España (PCE).
Lionel (no Leonel) Messi, argentino como Maradona, procede de una familia
de la clase media de Rosario, en la provincia de Santa Fe. El fútbol ha sido su
actividad exclusiva y juega divino. En su vida privada no se desperdiga. Ha
formado una linda familia. Frisando los 40 años, dejó el “Barcelona”, para
jugar en Miami, en el Estado de Florida, EE.UU. No solo es un buen futbolista.
También es un hombre educado, cual más.
Hay mucho más que hablar del fútbol como medio de ascenso en la escala
social. Por ahora, ahí dejémoslo.
4. El fútbol y el
don de gentes
El fútbol es una expresión de la cultura humana. Se juega con los pies,
pero se ordena con el cerebro. Es un deporte, además, donde se aplica táctica y
estrategia. Inglaterra es uno de los pueblos más cultos del mundo. Poco vale
decir que, en sus estadios, se mezclan obreros pobres, profesionales
universitarios, cuadros intermedios de las grandes empresas mercantiles, en
fin, cualquier inglés; menos los Lores y los Sires, que observan el
espectáculo, repantigados en sus sillones, en sus residencias suntuosas. Todo
iba bien, hasta que aparecieron los “Hooligans”. Una pandilla de jóvenes que
sin razón injuriaban y daban puñadas a los tranquilos espectadores británicos.
Alejaron a millares de los estadios. La flemática policía inglesa tuvo que
esgrimir sus bastones. La Iglesia Anglicana, elevó preces al cielo y condenó en
sus homilías a los jóvenes gamberros. La prensa se sumó a la protesta. El
Estado no solo es coerción, también hegemonía. Los Hooligans, salieron de los
estadios.
Ian Cherrett, preclaro economista, y exrepresentante de la FAO en Honduras,
me informa que tomaron otras rutas. Ahora son políticos neofascistas. Siguen
pues, cultivando el odio, pero lejos de los estadios de fútbol.
Hay países que derrochan cultura, en este hermoso deporte. Uno de ellos,
Brasil. En 1950, inauguraba, en Río de Janeiro, un estadio, el “Maracaná”.
Estaban a un punto de alzarse con la “Copa Mundial”. Les bastaba un empate.
Uruguay, los derrotó, dos goles a uno. Ningún brasileño agredió a un uruguayo.
Lejos de ello, con el rostro bañado en lágrimas, los aplaudieron. El suceso es
mundialmente conocido como “el Maracanazo”.
La República Oriental del Uruguay, es otro ejemplo. Cuando juegan los dos
grandes equipos rivales: “El Peñarol” contra “El Nacional”. Montevideo se
divide. Al término del partido, salen abrazados, los victoriosos con los
derrotados. Al fin y al cabo, el fútbol es una diversión a que todos accedemos
para el goce; no para dividirnos u odiarnos. Uruguay, fue el primer campeón del
mundo, en el año de 1930. Jugando en su propia cancha. El segundo éxito
campeonil, fue en el Brasil, 1950, descrito en el párrafo anterior. Uruguay, no
ha vuelto a ser lo que antes era. Estimo que le afectó una realidad extra
deportiva. Sucede cuando el fútbol se mercantiliza. Ya no se juega por amor, se
juega por dinero.
La mal llamada “guerra del fútbol”, acaecida el año 1969. No fue tal. Una
fuente imparcial, el intelectual brasileño Neiva Moreira (Río de Janeiro,
1980). “Más grave aún fuera la mal llamada “guerra del fútbol”, de 1969 con El
Salvador, que tuvo como detonante un encuentro deportivo pero cuyas causas
profundas deben buscarse en la masiva emigración de campesinos salvadoreños a
la zona fronteriza de Honduras”. La FIFA, debió hacer una lectura minuciosa de
los hechos. No debió programar estos partidos. La ausencia de cualquiera de
estas selecciones del Campeonato de México 1970. No le hubiera restado
esplendor y brillo al evento. El Salvador que clasificó, fue a hacer el
ridículo. Fue hasta 1982, en el Mundial jugado en España que Honduras
impresionó y asustó a los propios españoles empatando con el equipo anfitrión. Costa Rica, en el Mundial de 1990,
hizo gala de un fútbol galante, competente y eficaz. Ganó la admiración del
mundo.
5. Brasil, un
mal ejemplo
Brasil, tiene una extensión superficial de 8.515.767,049 km². Cubre tres séptimos del área sudamericana, es la quinta nación del mundo en extensión territorial. Superado solo por Rusia, China, Estados Unidos y Canadá. No es del nada desechable que haya estado presente en los 26 campeonatos mundiales, celebrados hasta ahora y que haya alzado 5 copas. Dos de ellas, consecutivas: Suecia 1958 y Chile 1962. Sin embargo, no ha podido ganar un solo Premio Nobel. Amo al Brasil. Por ello lamento mucho su ausencia de los torneos de la inteligencia: los premios Nobel.
Alfredo Bernardo Nobel (1833-1896). Ingeniero e inventor sueco.
Descubrió la dinamita en 1866, cuyo uso introdujo a la mayor parte de Europa y
América, fundando 15 fábricas en diversos países. Durante su residencia en
París inventó la gelatina explosiva. En 1888 patentó la pólvora sin humo y la
explotación de yacimientos petrolíferos en Bakú, le produjo inmensa fortuna. Al
llegar a la edad provecta, llegó a conclusión que ninguno de sus inventos
contribuía al progreso de la humanidad. Decidió, entonces, establecer los
premios que llevan su nombre y después expiró tranquilo.
Los premios Nobel, reconocen proezas en las
Ciencias, la Literatura y la lucha por la Paz. Se comenzaron a otorgar a partir
de 1901. Se diversifican, así: Premio Nobel de Física, Premio Nobel de
Literatura, Premio Nobel de Medicina y Fisiología, Premio Nobel de la Paz y
Premio Nobel de Química. Los otorgan la Academia Sueca de Ciencias (premios de
Física, Química y Economía); el Instituto Karolinska (otorga el de Fisiología o
Medicina); la Academia Sueca (Literatura) y el Comité Noruego del Nobel (Premio
Nobel de la Paz). El Banco Central de Suecia, decidió otorgar, a partir de
1969, el Premio Nobel de Ciencias Económicas.
Brasil, el extenso y poblado Brasil con
222.864.254 habitantes (2025). No ha logrado obtener un tan solo Premio Nobel.
Deplorable. Cinco copas mundiales de fútbol y ningún Premio Nobel.
Centroamérica, cabe varias veces, en el espacio
geográfico de Brasil. Sin embargo, ha ganado 3 premios Nobel. Miguel Ángel
Asturias (guatemalteco), Premio Nobel de Literatura en 1967. Óscar Arias
(costarricense), Premio Nobel de la Paz en 1987, por su intervención en los
Acuerdos de Paz: Esquipulas II, que puso fin al conflicto centroamericano y
Rigoberta Menchú Tum (guatemalteca), por su arduo trabajo, que puso en riesgo
su vida por la causa de los Derechos Humanos. A ella le fue otorgado el Premio
Nobel de la Paz el año 1992. ¿A qué apuesta Brasil, al músculo o al
entendimiento?
Conclusiones
1. El
fútbol es un deporte hermoso, competitivo y abierto a la imaginación.
2. Acontece
en 90 minutos, un “desiderátum”, vencer o ser derrotado. Entonces, el fútbol es
exigente.
3. El
fútbol debe volver a sus orígenes. Una competencia camaraderil, sin el oro -que
todo lo ensucia- de por medio.
4. Debe
promover la amistad entre los pueblos ya que es una rivalidad momentánea.
5. No
debe “atrapar en sus redes” a otras actividades contributivas a mejorar la
condición humana.
6. El
fútbol es una diversión sana. No es un negocio.
Tegucigalpa, septiembre de 2025
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