Contracorriente: OPERACIÓN EN “SAN JUAN DE DIOS”
Juan Ramón Martínez
Emma Goñalonz Martínez, hija de Eduardo Goñalonz y Elia Martínez, tiene doce años. Cursa el sexto grado en el Colegio “Betania Patmos” de Barcelona. Fue sometida a una intervención quirúrgica para rectificarle una desviación de la columna. Para ello, sus padres, aprovechando el sistema de salud español, la ingresaron al Hospital “San Juan de Dios”. Para acompañar a los padres, a su hermano Alex y a sus abuelos paternos Eduardo y Rosa María, a su tía Alejandra María y a su primo Jan , viajamos a España junto a Nora. El viaje lo propuso José Ernesto; pero el falleció el 12 de septiembre pasado. Desde Los Ángeles, California, también viajo Argentina Martínez. De Holanda, Gabriela su hija mayor.
Además del cariño por Emma, nuestra presencia mostraba ansiedad y preocupación por la operación. Quería recuperarme por la pérdida de nuestro segundo hijo y mostrar solidaridad y afecto a los padres de Emma. Además de preocupación por la operación y recuperación de la Nena, como la llamo, me intrigaba como financiarla. Visto desde Tegucigalpa, imaginaba costos extraordinarios. Cuando Eduardo, me respondió, “no pagaremos ni un euro” me desconcerté y apenas, le dije entonces el hospital es público; o privado. El “San Juan de Dios”, fue fundado por la Iglesia Católica, “tiene carácter privado, recibe donaciones y atiende en régimen de concertación a pacientes referidos por el sistema salud que gozamos los españoles”. Y se especializa en enfermedades infantiles y ginecológicas, contando por su carácter universitario, con su sistema de formación de especialistas.
Me intereso el asunto. Y me llevo a conocer el hospital. No tiene guardias para ingresar, no hay ventas ambulantes; ni farmacias (ni funerarias) en los alrededores. Es uno de tercer nivel; es decir especializado con atención preferente a niños y madres. Un materno Infantil como diría Ramón Villeda Morales. Tiene diez plantas y tres bloques de edificios de igual altura. Dos para la atención hospitalaria y un tercero para la formación de médicos especialistas. En las bellas plazas, solo se ven pequeños grupos de jóvenes con gabachas blancas que fuman, porque en el interior, no les es permitido.
En la habitación que ocupa Emma, todo es deliberado. El color de las habitaciones, los dibujos que animan las paredes, la luz y los aparatos médicos, la mayoría de los cuales nunca he visto ni siquiera en el más lujoso hospital privado de Honduras. En el espacio que queda entre el ascensor y la habitación hay un área para juego de los niños y otro para el cómodo descanso de los padres y los visitantes, Y mucha luz. “Da ganas estar enfermo aquí”, me digo para mí.
Mientras veo a dos guapas enfermeras – cambiando las sabanas de la cama de Emma – un verdadero ejercicio de silencio, similar al de los militares cuando doblan las banderas nacionales, colocando todo en su lugar, para que la niña se sintiera bien. Cuando pregunto porque no andan los mismos uniformes, Elia Mercedes me explica que una es enfermera; y la otra auxiliar en entrenamiento. Como saben que me intereso por ellas, sonríen profesionalmente.
Emma, estuvo cerca de 15 días en el hospital. En mi ignorancia, imagine que algo había salido mal. Me explicaron que solo le darían de alta al estar seguros que había cicatrizado bien, que los aparatos rectificadores de la columna operaban bien. “Aquí no hay prisa por ocupar la cama papi como en Honduras” afortunadamente. Y los familiares, no tienen que pedir favor para visitar a sus enfermos, los que son al final de cuentas los únicos que pueden recibir visitas. Entiendo bien el asunto cuando nuestra hija dijo: “Emma ya no quiere recibir visitas, hasta mañana pueden volver”. Carajo.
“Hoy en día las sociedades cristianas o sociales demócratas de Europa Occidental gozan de tanto ascenso social como Estados Unidos, algunas quizás más” (Jorge S. Castañeda. Estados Unidos: En la intimidad y a la distancia, pág. 37). España tiene un sistema social muy desarrollado. Aquí más del 98% se jubilan. El sistema educativo es de alto nivel. Y la atención hospitalaria es de cobertura general. Aunque aquí, a diferencia con Estados Unidos, los niveles que exhiben los sistemas públicos, tienen mucho que ver con la lucha política y los gremios obreros. Por lo que es evidente que tal cosa, garantiza una gran igualdad: vestimentas, vehículos, apartamentos y hospitales.
Nosotros estamos muy atrasados. Y en manos de “líderes” poco imaginativos. No dan esperanza alguna desgraciadamente.
Felicitaciones !!!
ResponderBorrarEl Sistema de Salud de Honduras:
Una política pública básica que amerita ser revisada y transformada de manera urgente.
En mi experiencia de cerca con la nación hondureña he aprendido; El despilfarro de recursos vitales del estado para cuidar a los adultos en todo sentido, se debe al abandono y descuido de los niños también en todo sentido…
El día que el estado de Honduras diga: Los niños son míos:
18 años después tendríamos un ciudadano diferente .
En teoria nuestro sistema de salud es bueno, en el sentido de que todos tenemos acceso a servicios de salud sin importar su estatus. Lo que pasa es que nuestros hospitales no cuentan con los insumos y los equipos de última generación para dar un servicio calificado.
ResponderBorrarDe que sirve que le den una receta si en la farmacia no hay medicinas, p. e.
Excelente,Que Dios la bendiga y le retorne la salud plena.
ResponderBorrarCon esa atención hospitalaria, la motivación de su familia y el valioso espíritu de la paciente los resultados esperados serán satisfactorios. Les acompaño espiritualmente.
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