GOTAS DEL SABER (131)

Anales Históricos 

Juan Ramón Martínez

I

Rafael Leonardo Callejas, Juramentación. ministro Recursos Naturales, 1975.

El 4 de abril de 2020, falleció en Atlanta, Estados Unidos, Rafael Leonardo Callejas Romero. Fue presidente de Honduras. El tercero, dentro del periodo de la recuperación democrática. Se le reconoce como el gobernante que enfrento los desajustes de una economía subordinada que no reaccionaba ante los cambios económicos de la globalización y el auge del comercio mundial. Además, se distinguió por su compromiso con los deportes, destacando entre sus méritos, el que fuera quien llevara a Honduras a dos mundiales, una marca que nadie ha superado. Al momento de su muerte, estaba detenido en los Estados Unidos, por haber usado en transacciones irregulares, bancos estadounidenses para distribuir fondos destinados al deporte. Al paso del tiempo, sin embargo, su figura se consagro como la de un buen gobernante, ejecutivo singular que hizo las primeras reformas económicas valientes que necesitaba el país, en un momento de mucha incertidumbre e inseguridad internacional. En la aplicación de los Acuerdos de Esquipulas firmados por su antecesor José Azcona, repatrio a los exiliados e inicio la reconciliación nacional. Y cerro el capítulo de la contra revolución nicaragüense que había hecho del territorio nacional su base de operaciones para inquietar al régimen sandinista de Nicaragua.

II

Cadaveres, 1924.

El 1 de abril de 1924 a las 4 de la madrugada ha empezado un reñido tiroteo que se extiende desde del parque La Concordia hasta La Granja, incluyendo El Berrinche, Sipile y el Cuartel de Veteranos (actualmente Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, en El Obelisco). Funcionan las ametralladoras y los cañones, y parece que se trata de un ataque general con objeto de apoderarse de la capital. Desde ayer tarde la Revolución están concentrando fuerzas en el Estacado, a un lado del Berrinche. En la noche abandonan el Estacado, y, bajo el mando inmediato del General Tosta, se proyecta el ataque a las posiciones dictatoriales del Berrinche. A las 4 de la madrugada empieza el ataque, y a las 6 las fortificaciones del Berrinche están en poder del general Tosta. Continua el fuego, y parece que las fuerzas revolucionarias se quieren bajar hacia el rio y llegar al centro de la ciudad, pero las ametralladoras de Sipile, Miramesi y el Cuartel de San Francisco barren las faldas del Berrinche con un fuego de cortina que obliga a las avanzadillas de la Revolución a retirarse a las posiciones que acaban de conquistar en el Berrinche. A las 8 se ve flotar en el Berrinche la bandera de la Revolución y al mismo tiempo el Picacho empieza a bombardear las posiciones y la falda del cerro, cayendo varios proyectiles en las orillas de la población. Las ametralladoras del cuartel de San Francisco funcionan sin cesar, pasando el chorro de balas a tres o cuatro metros de los techos de las casas del centro de la capital, causando no poca alarma a los habitantes. Viendo las fortificaciones del Berrinche en poder de la Revolución, El Consejo de Ministros envía una columna al mando del general don Francisco Cardona para rescatar tan importante posición militar. El general Cardona se apodera del Estacado, se prepara a atacar a las fuerzas revolucionarias por la retaguardia, pero estas comprenden la maniobra, y, dejando un piquete de tropas en las trincheras del Berrinche, el general Tosta lanza sus columnas contra el general Cardona; éste lucha valerosamente, pero al final cae herido mortalmente en el campo de batalla, de donde lo recogen muerto las tropas revolucionarias. Entre las 8 y 10 de la mañana la lucha ha sido reñidísima; los cañones y las ametralladoras del Gobierno lanzan lluvias de balas y proyectiles sobre las fuerzas atacantes; pero el Berrinche esta ya perdido para el ejército dictatorial. Se ha peleado desde las 4 de la madrugada hasta las 11.30, volviéndose a empezar a la 1 p.m. luchándose sin cesar hasta las 5 de la tarde. Han tomado parte principalísima en esta importante acción de armas los generales Andrés Leiva, Abel V. Villacorta, Pio S. Falope y Eduardo Rosales, y los coroneles J. I. Pérez, Carlos Izaguirre y Moisés Nazar del Ejército Revolucionario. La perdida del Berrinche es un golpe formidable para el Gobierno de la Dictadura, pues desde las trincheras del Berrinche se domina la mitad de la capital, incluso el Palacio Presidencial, el edificio de Telégrafos, Cuartel de Policía y otros importantes edificios públicos. Desde las posiciones del Berrinche las tropas revolucionarias pueden barrer con sus ametralladoras las principales calles de Tegucigalpa. En la toma del Berrinche la Revolución ha capturado un cañón a las fuerzas dictatoriales, y una cantidad de parque para artillería y ametralladoras. Hay muchísimos heridos y muertos, entre estos últimos Ángel María Cisneros, herido mortalmente en la lucha. Después de las 5 de la tarde el fuego ha calmado, aunque siguen pequeños tiroteos aislados un poco en todas partes. (Mario Rivas, Diario de la Guerra, Erandique, págs. 106, 107, 108.

III

Carlos Zelaya (centro), ASesino, 1977.

"El 22 de abril de 1977, detectives bajo la dirección del mayor Armando Calidonio, capturaron en San Pedro Sula a los jóvenes Carlos Zelaya Rosales, Raúl Nasser y Fausto Bográn sospechosos de haber dado muerte el día anterior a los jóvenes Camilo Girón y Junior Kafaty. La prensa de la época refiere que “a los primeros interrogatorios practicados en San Pedro Sula, los detenidos indicaron el lugar, según su propia confesión, donde habían ultimado a Junior Kafaty, pista que se comunicó a Tegucigalpa que provoco la inmediata movilización de los agentes del DIN. En efecto, a las tres de la madrugada (de ese mismo día) y al cabo de agotador esfuerzo, se encontró el cadáver acribillado. Solo cuando San Pedro Sula confirmo la captura de los tres jóvenes y se estableció el hallazgo del cadáver del muchacho, los parientes y amigos confirmaron a don Salomón Kafaty la fatal noticia. A tempranas horas de la noche (del día anterior) se presentó un personaje que dijo apellidarse Torres y que era Juez de Paz de Tegucigalpa. Su misión, dijo consistía en proponer a los Kafaty una negociación basada en los términos siguientes: Junior Kafaty estaba con vida, pero había matado a Camilo Girón Vallecillo y si don Salomón Kafaty estaba dispuesto a aceptar la culpabilidad con todas las consecuencias, de lo contario dijo Torres habría “un suicidio colectivo”. (La Tribuna, 22 de abril de 1977).

Esta versión fue desoída, por la captura de los mencionados jóvenes en el barrio Las Palmas de San Pedro Sula. El acontecimiento que estremeció a la capital, fue resuelto en forma rápida por las autoridades, entonces más calificadas e informadas que ahora. Por supuesto, la población era menor, los sistemas de información policial superiores; e incluso, los oficiales militares a cargo, más competentes que las actuales. De los tres jóvenes señalados, solo Carlos Zelaya Rosales purgo condena en la Penitenciaría Central..."

Lo hizo al mismo tiempo que su padre, Manuel Zelaya Ordoñez, guardaba prisión por el asesinato de 15 personas en su hacienda de los Horcones en Lepaguare, Olancho. No sabemos si cumplió la condena completa; y en la que coincidió con su padre Manuel Zelaya Ordoñez, condenado por la muerte y ocultamiento de cadáveres de 15 personas en la Hacienda Los Horcones, Valle de Lepaguare, Olancho. Los otros dos – Nasser y Bográn-- no fueron encarcelados por ser menores de edad. Los dos han llevado una vida discreta y poco se sabe de ellos. Carlos Zelaya Rosales, en cambio, se transformó en el curso del tiempo en una figura política sobresaliente que algunos incluso consideran ejemplar. Hasta hace muy poco –cuando se conoció sus relaciones con los narcotraficantes de Tocoa Colón y su lealtad de siempre al pedir “la mitad para el comandante” en las contribuciones de los narcotraficantes a las campañas políticas– era una destacada figura política. Al momento de su renuncia, era diputado del PRL por Olancho, Secretario del Congreso Nacional y en la practica el verdadero líder de este órgano colegiado encargado de juramentar a los miembros de la Corte Suprema de Justicia, Consejo Nacional Electoral y Fiscales de la República. No se le ha encauzado por este asunto del financiamiento de los narcotraficantes, posiblemente por manejar muy buenas relaciones con las autoridades y por voluntad del Fiscal General que no quiere mortificar a su protector, Mas bien, tiene mucho poder e influencia nacional y se mueve en helicóptero en las principales ciudades del país. Como todo un gran personaje de política nacional.

IV

Soldados del Cuerpo Especial de SEguridad, 1960's

El 4 de abril de 1967, “el CES (Cuerpo Especial de Seguridad, creado en octubre de 1963 para sustituir a la Guardia Civil organizada por el Presidente Villeda Morales en 1959 para sustituir a la Policía Nacional) fue suprimido por el Ejército, y sus integrantes fueron dados de baja. A todos los integrantes del CES se les dijo: “quítense esos uniformes; vístanse de civil y váyanse a sus casas”. Se ha informado que el cambio fue pacífico y que la mayoría de los integrantes del CES en funciones desde el golpe militar del 3 de octubre de 1963, partieron a sus respectivos lugares de origen. Las funciones del CES fueron asumidas por un nuevo cuerpo de seguridad: la Policía Militar de Honduras, cuyos agentes patrullaron las calles de la capital y desempeñaron funciones de policía de tránsito en las esquinas. No portaban armas” (Alexis de Oliva, Gobernantes Hondureños, siglo XX, págs. 104, 105)

V

Angel Zuñiga Huete, 1920's.

El 1 de abril de 1953, falleció en la ciudad de México, donde radicaba exiliado, José Ángel Zúñiga Huete. Había nacido el 4 de junio de 1885, en San Antonio de Oriente, departamento de Tegucigalpa (hoy Francisco Morazán). Contemporáneo de Juan Manuel Gálvez, curso estudios de Derecho en la Universidad Central de Honduras, donde se graduó como Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales. Fue Comandante de Tegucigalpa y Ministro de Gobernación en el gobierno de Rafael López Gutiérrez. A la muerte de este, fue miembro del Consejo de Ministros encargado del Poder Ejecutivo. En 1932, logró la candidatura presidencial por el Partido Liberal de Honduras y se enfrentó al licenciado y general Tiburcio Carías Andino. Perdió las elecciones y pidió que se aceptaran los resultados. Sin embargo, los Mayores de Plaza, de la mayoría de los departamentos se insurreccionaron en contra del gobierno liberal de Vicente Mejía Colindres. Concluido el levantamiento insurreccional y con el cual se quería impedir que Carías Andino asumiera la presidencia, se refugió en Nicaragua y después radicó en México desde donde dirigió la oposición a la dictadura de Carías Andino. En febrero de 1948, regresó a Honduras. Fue elegido candidato del Partido Liberal compitiendo con su ex compañero y ex amigo Juan Manuel Gálvez. Seguro que era imposible ganar la contienda, se asilo en la embajada de Cuba en septiembre de 1948; y desde la Habana, volvió a México donde falleció. En ocasión de su muerte, el poeta Jacobo Cárcamo, escribió que “Honduras pesa menos”. Buen escritor, panfletario y obstinado, dijo que el Liberalismo “es una milicia eternamente joven porque sus ideales no caducan, están en constante renovación en cada etapa del proceso social humano”. Su fallecimiento puso fin a la carrera más larga de un político liberal y abrió el camino a la generación de Ramón Villeda Morales que después de 25 años, logró que los liberales regresaran brevemente al poder en noviembre de 1957. Zúñiga Huete está enterrado en un panteón de la ciudad de México. Tuvo un hijo, Ajax Zúñiga Tellerias, ya fallecido.

Angel Zuñiga Huete, Defunción, 1953, Familisearch

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