Cosas del español (41): PALABRAS TRANS

LA TRIBUNA CULTURAL

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Un artículo mal elegido o una concordancia adjetival equivocada pueden dar al traste con la mejor intención estilística. No suele presentar dificultades la distinción entre el cólera (´enfermedad infecciosa´) y la cólera (´ira, enojo violento´), entre el orden (´colocación según un determinado criterio´) y la orden (´mandato´). Lo mismo cabe decir de la corte y el corte, la parte y el parte, o la capital y el capital. Son acepciones no necesariamente relacionadas -hay quienes hablan de voces homónimas- y que rara vez se confunden. Otros pares de este tipo generan mas incertidumbre. No es inusual oír hablar de la editorial de un periódico. Puede incluso leerse en los medios de comunicación. Pero cuando este sustantivo hace referencia al artículo no firmado que expresa la opinión de la dirección de un diario, es masculino: el editorial. Sí es femenino, y de ahí la confusión, con el significado de ´empresa editora´.

En ocasiones, la vacilación está muy justificada, como ocurre con el sustantivo margen. Es masculino cuando significa ´espacio en blanco de la página´, ´oportunidad para algo´, ´diferencia que se prevé o se admite´ y ´diferencia entre el precio de coste y el de venta´. Puede serlo, asimismo, cuando equivale a ´orilla´, pero con este significado se usa generalmente como femenino: la margen del río.

En esta ultima acepción es un sustantivo ambiguo en cuanto al género. También lo es doblez en todas sus acepciones, aunque existe cierta especialización. Con el significado de ´parte de una cosa que queda doblada o plegada´ es generalmente masculino, pero suele usarse como femenino con el sentido de ´falsedad, malicia en la forma de actuar´: Me molestan la doblez y la hipocresía. Algo semejante ocurre con terminal, que, a pesar de su ambigüedad general, es masculino cuando significa ´extremo de un conductor eléctrico´ y femenino con el significado de ´instalación que se halla al final de una línea de transporte´: la terminal de autobuses. Se produce mayor vacilación cuando hace referencia a un ´dispositivo conectado a un ordenador o computadora central, del que puede recibir información´.

Existen numerosos sustantivos ambiguos (maratón, armazón, interrogante), pero lo normal es que, cuando no hay cambio de significado, los hablantes los empleen siempre con idéntico género. Con cierta frecuencia, las alternancias se deben a factores de registro o geográficos. Mar, que en la lengua común es masculino, se usa entre los marineros como femenino: la mar. Reúma o reuma (las dos pronunciaciones son posibles y validas) concuerdan en femenino en el español de México. En Chile, en algunas áreas de Centroamérica y también en México, es frecuente el uso de pus como femenino. Es habitual oír la vodka y la bikini en el español del Río de la Plata. Tanga es femenino en buena parte de América y masculino en España. Pijama o piyama es mayoritariamente masculino, pero en México y zonas de Centroamérica y el Caribe, se usa como femenino. Lente se emplea como femenino en España, pero se suele preferir como masculino en América, (en plural, referido a gafas, es casi siempre masculino: los lentes).

Hay sustantivos que son masculinos en singular y femeninos en plural. Es el caso de arte. Decimos el arte mexicano o el séptimo arte, pero las artes modernas o las malas artes. El género puede resultar una categoría un tanto «líquida». Así, existen algunas palabras que podrían calificarse de «trans», palabras que, como color o puente, que eran sustantivos femeninos en el español medieval y clásico (la color del cielo, la puente de Triana), han mudado de genero con el tiempo.

(Fuente: Nunca lo hubiera dicho, Taurus, Madrid, Real Academia Española, Asociación de Academias de la Lengua Española, págs. 113, 114 y 115).

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