Cosas del español (60): ¿ESPAÑOL CAÑÍ?

La eñe (ñ) una letra muy cañí

Hay prácticas y costumbres que articulan el acervo cultural de un país. Son realidades que muchas veces atienden más al imaginario colectivo -reforzado desde el exterior- que a la identidad de una nación y que conforman una visión castiza y con frecuencia estereotipada. En estas cuestiones, como en tantas otras, la lengua ofrece sorpresas.

Si preguntáramos a una persona cualquiera por alguna de estas realidades genuinamente españolas, es muy probable que incluyera entre ellas el jamón. Una especialidad culinaria tan española como la paella (voz tomada del valenciano y que procede del latín patella, ´sartén, plato en que se cocía la vianda y se servía a la mesa´) está fuera de toda duda. Pero resulta que jamón procede del francés jambon, derivado de jambe (´pierna´, que en español dio jamba). La voz tradicional castellana era pernil, del latín perna (´pierna, especialmente de animal´).

El término siesta, que ha tenido éxito internacional, procede de la expresión latina sexta [hora] (´[hora] sexta´), la correspondiente al mediodía. Determinar con certeza la evolución de flamenco resulta más difícil. No parece existir duda de que remonta su origen al neerlandés flaming (´natural de Flandes´), pero se desconoce cómo llegó el término a aplicarse al cante y al baile. Menos oscura resulta la procedencia de tapa (probablemente del gótico tappa, una voz hipotética) si se atiende a la definición del diccionario académico de 1936, fecha en que esta acepción se recogió por vez primera: «Ruedas de embutido o lonjas fina de jamón que sirven en los colmados, tabernas, etc., colocadas sobre las cañas y chatos de vino».

La palabra chotis procede del alemán schottisch, ´escocés´. Se trata de un baile de origen centroeuropeo, muy conocido en diversos países del continente a mediados del siglo XIX e inspirado en danzas campesinas escocesas y que llegó a suelo germano a través de Francia. Con distintas peculiaridades, se adoptó también en el área del Río de la Plata y México.

(Fuente: Nunca lo hubiera dicho, Taurus, Madrid, Real Academia Española, Asociación de Academias de la Lengua Española, págs. 155 y 156).

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