Contracorriente: RIXI Y LA SEGURIDAD NACIONAL

Juan Ramón Martínez

A casi nadie le ha parecido conveniente que la candidata del PRL sea nombrada Secretaria de Defensa. Tanto por su carácter de tal, como porque tiene una visión política partidarista de las Fuerzas Armadas. Y de consiguiente pone en peligro el carácter de la institución creada para servir a la Soberanía Popular y la defensa de la Integridad Territorial. Ha declarado que llega al cargo para evitar el “golpe de estado” en contra de Xiomara Castro, ignorando que fue la Fiscalía y la Corte, las que depusieron a Manuel Zelaya del cargo el 28 de junio de 2009. Que incluso Romeo Vásquez Velásquez, fue reelegido como Jefe del Estado Mayor Conjunto para un segundo periodo, -- afectando los derechos y ascensos de las promociones que le seguían-- y estableciendo un preacuerdo en virtud del cual este le apoyaría en la reelección presidencial que buscaba Zelaya. Un miembro del alto mando, refirió en privado que, Vásquez Velásquez no quería intervenir; y que, solo la fuerza de los comandantes de los batallones y la presión de los demás miembros del Estado Mayor Conjunto, lo obligaron a obedecer a la Corte Suprema de Justicia.

Pero además Moncada sufre otra dolencia. Considera que los militares son guardas pretorianos de los gobernantes-- celebra su obediencia declarada-- que puede usar para alterar los resultados electorales, inducir a ciertos sectores por su medio en su favor. Y, además, embrocarlos en deshonestidades en el manejo de la actas y demás documentos electorales. La presencia de Roswell Hernández en la reunión con Padrino López, --estudiando los sistemas electorales venezolanos--, hace pensar que Rixi tiene la intención de instrumentalizar a los militares para lograr su objetivo: llegar a la Presidencia de la Republica.

Moncada ignora, que las Fuerzas Armadas fueron creadas para defender la soberanía popular, la sucesión presidencial y garantizar la integridad territorial. Y evitar las guerras civiles. Por ello, le interesa poco la calidad de su apresto, su poder de fuego y su valor para disuadir a potenciales enemigos. De allí que, su preocupación no tenga nada que ver con la naturaleza técnica de su cargo. Más bien repite la gran contribución del mayor “estratega” militar descalzo que hemos producido: Jorge Fortín, “no más golpes de estado”, incriminando a una institución noble que, en el 2009 no dio un golpe en contra del estado como lo hemos demostrado en infinidad de oportunidades.

Con todo, en el fondo no es Rixi Moncada el mayor problema. Lo constituye el oportunismo de Roswell Hernández. Fue mansamente a Venezuela. Estuvo de acuerdo con Padrino López y con las instrucciones que le dieron para ganar las elecciones en Honduras el 2025. Y cuando en la embajada gringa, le leyeron la cartilla, bajo la cabeza. Le dijo que si a la embajadora; y logro que contrario a todos los implicados en el “affaire venezolano”, no lo castigaran. ¿Es porque es un oportunista con suerte?  O, porque ¿es la carta de la embajada para detener a Mel y a Rixi, en el momento indicado?

 Los oportunistas no son leales. Solo consigo mismos. Hernández, desde hace 38 años de carrera militar parece un oportunista. Le apasiona el poder, y está dispuesto a hacer cualquiera mandado con tal que, le permitan seguir gozándolo.

Cuando Dumas Rodríguez fue Secretario de Defensa me invito a giras de inspección de batallones. Le dije que no, porque había que ingresar a la cinco de la mañana; y, buscar que los oficiales y soldados, sorprendidos, mostraran su disposición para el apresto y cumplimiento de sus tareas. Uno de los miembros del Estado Mayor, -- en broma y en serio-- dijo que mandarían amarrado al Secretario de Defensa al Presidente. El gobernante, lo tomo como intento de “golpe de estado”. Y, procedió a destituir a Romero e Interiano y a los demás miembros del Estado Mayor. Para hacerlo, violo la ley; imponiendo a López Carballo, -- que no reunía los méritos--, como Jefe de Estado Mayor Conjunto. Lo anterior demuestra que el problema no lo es tanto el Secretario de Defensa, sino que el gobernante. En este caso, la debilidad de Xiomara Castro, es favorable para que Rixi dañe la institución, reduzca su capacidad de fuego; y comprometa la soberanía e integridad territorial.

Algo hay que hacer. Si Castro no quiere, es el Congreso el llamado a hacerlo. Interpelando a Rixi. Para descalificarla y destituirla.

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