Contracorriente: NO VOTAR EN PLANCHA
Juan Ramón Martínez
El 30 de noviembre ejerceremos el acto más
importante y significativo de nuestras vidas. Participaremos colectivamente en
la administración de la ciudad, departamento, el país y el mundo. De entre
cinco personas – cuatro hombres y una mujer – escogeremos el que mejor
represente nuestros intereses, nos merezca más confianza--; y nos de seguridad
que no nos engañará. No le hará daño a Honduras. Marcaremos bajo su fotografía.
Ello no debe ser un acto mecánico, porque nos jugamos el destino personal y
comprometemos la existencia y la de Honduras. Por ejemplo, ya decidí dos por
quienes no votaré: uno que quiere entregar Honduras a una potencia extranjera.
Otra que busca repetir los errores de Cuba y más que a Honduras ama a
Venezuela, que no respeta la voluntad de sus ciudadanos y mantiene en vilo la
seguridad continental. De los tres, hay uno que no da la cara, no dice nada; no
envía mensaje alguno.
De los dos restantes, debo escoger el que más
me escuche, el que me de confianza que una vez gobernando, me escuchara. Me
contestará el teléfono, no me tratara como si fuera enemigo, estará atento a
mis señales: y cuando le haga críticas, no me responderá con insultos.
Como tengo tiempo, todavía no he tomado la
decisión sobre cuál de los dos será el que se honrará recibiendo mi voto.
Porque, él será mi representante, mi empleado, mi servidor. El no será el dueño
del gobierno, de las finanzas públicas y no creerá que está por encima de
todos, porque estamos eligiendo a un servidor, no a un autócrata, titular de
ninguna dictadura, familiar o personal.
Ahora, vamos a la elección de los diputados. En
primer lugar, no aceptaré que ningún candidato presidencial me diga por quién
debo votar. Los diputados no son del candidato, sino que representantes
nuestros. En consecuencia, debo rechazar la recomendación que vote en línea; o
en plancha, porque lo que buscamos es que el Congreso sea libre, mejor que el
actual, donde cada uno de sus miembros, se deba a sus electores, sepa que lo
estaremos vigilando y que nunca votará en contra de la democracia; ni en favor
de la dictadura sea de éste o de otro “planeta”. Y para evitar emboscadas,
aclarado al candidato que debe respetarme y no darme órdenes porque no soy cosa
suya, empleado suyo, sirviente suyo sino un hombre libre, debo estar seguro de
conocer por quién votaré. Porque si hay pecado que no debemos cometer es votar
por desconocidos. O, por caras bonitas.
Hagamos un ejercicio. Vivo en SPS. Entonces, no
votaré por Luis Redondo porque carece de temperamento democrático, es obediente
del último caudillo que le hable; y obedece servilmente al “caudillo” que lo
adule, y como “gallina que come huevos, aunque le quemen el pico”, no es hombre
de confianza. Además, es haragán. El diputado que menos días ha trabajado. Para
estos efectos sólo cuentan los que dirige las sesiones legislativas. Tiene poco
respeto por los valores familiares y no le conocemos hasta ahora, visiones
cristianas que den confianza que respeta a la persona humana y obedece a la Constitución.
Tampoco marcaría bajo la foto de Shirley
Arriaga, la “Reina del Norte”, porque ignoro de dónde le viene el poder y la
influencia para manejar tanto dinero que, no sabemos de dónde viene; y para
donde va.
Pero veamos otro caso. Si viviera en Santa Rosa
de Copán, no votaría por Isis Cuellar, porque la conozco poco, no sé si tiene
una familia estable, a qué iglesia concurre (o no); y cuáles son sus padres.
Además, ignoro porque ella tiene tanto poder, no solo para controlar la mayor
cantidad de dinero que diputado alguno ha manejado en Copán. Y menos cuál es la
razón para que chantajee amenazando que si la someten a algún castigo develará
todo lo que sabe; y pondrá en peligro “la existencia del PLR”. Eso nunca se
había visto en la historia legislativa hondureña: una diputada que muestra un
talento desconocido y un dominio singular. Tiene más poder que el ex diputado
“Carlón” Zelaya.
Imaginemos que vivo en Choluteca. No votaría por una candidata que ha ofrecido en el barrio “Las Arenas”, “traer las aguas negras”, porque está en los límites de la estupidez; y sin capacidad para legislar. Pero si votaría por Enrique Arias, porque luce humilde y sometido. Hay que santificarlo en algún momento. Hombre dominado que hay que liberar.
Correcto
ResponderBorrarYo voto en plancha por los diputados del.Partido Nacional, porque es una bancada democrática, unida y es la más seria en el Congreso Nacional
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