Contracorriente: JOSE ERNESTO HIJO, COMPAÑERO Y AMIGO.

Juan Ramón Martínez


José Ernesto Martínez Midence

Lo conocí, minutos después de nacido en La Policlínica, el 28 de enero de 1973. Porque era la fecha de nacimiento de José Martí, le propuse a Nora que le llamáramos José; y Ernesto, por su abuelo, Ernesto Midence. Eran tiempos muy difíciles. Debió nacer porque no teníamos dinero, en el Hospital Materno Infantil. Pero las condiciones eran tan terribles – dice que desde entonces no han mejorado, sino todo lo contrario—y Nora no facilitaba el alumbramiento. Por ello, el doctor Zambrana, me dijo “busque dinero”, porque aquí su hijo, morirá en el vientre. Ante aquel anuncio, busque a un amigo, que me prestó, 800 lempiras para pagar a la Policlínica. Dos días después, Nora y el recién nacido, se instalaron en la Colonia Satélite. Ese mismo día, contrajo matrimonio Enrique Bardales y junto con mi hermano Dagoberto y Oscar Melara, que llego con una botella de wiski cinta negra, le celebramos el acontecimiento. Nora se levantó y preparo algunas boquitas, de modo el primer día de José Ernesto fue en una casa, con mucho ruido.

Era el segundo hijo: Su hermano mayor, Juan Ramón, había nacido tres años antes, el 23 de enero de 1970. José fue un niño tranquilo, relativamente aislado; pero hacia pareja con su hermano mayor en la Federico Froebel, donde hizo la primaria, En las fotos, luce viendo la cámara, sin llamar la atención que al crecer le hará un niño callado, tranquilo, sin ánimo de competir con nadie. Su mejor amigo siempre fue su hermano mayor, que era acción, y dinamismo. El, aportaba serenidad y reflexión. Estudió en el San Miguel, pero terminó su secundaria en el Inmaculada Concepción. Se matriculó en Arquitectura, en la UNAH, pero el ambiente y las exigencias, le hicieron sentir que era un ambiente hostil, en donde al faltar la serenidad, no se sentiría bien. Se inclinó por el diseño gráfico, la fotografía e incursionó en tareas publicitarias. Incluso por un tiempo, Carlos Calderón le dio empleo.

El desapegó de los bienes materiales, se acentuó con los años. No estuvo preocupado por cosas corrientes. Solo se sentía bien y seguro, con sus padres sus hermanos que, habían aumentado a cinco la familia Martínez—Midence. Habían nacido para 1980, Elia Mercedes, Alejandra María y Juan Fernando. Y, además, formaba parte del clan familiar, Mario Roberto, el hijo de Alicia Girón que como domestica nos permitió a los dos padres trabajar, mientras les cuidada y nos mantenía funcionando nuestra casa. Como recuerda Juan Ramón, “crecimos acompañados siempre: Elia con Alejandra, Juan Fernando con Mario y Tito y José. Hacíamos todo juntos, la misma habitación – los varones y otra las niñas—la misma escuela, el mismo colegio”. Los valores cristianos, respeto por los débiles y defensa de la libertad para impedir que los dictadores, dirigieran nuestras vidas.

En 1990, José Ernesto enfermó. Lo vieron muchos doctores, hasta que al final, Américo Reyes, diagnóstico que sufría de esquizofrenia, enfermedad incurable, que, aunque medicada puede permitir una vida normal, la única alternativa era el afecto y la seguridad de sus padres. Se quedó en casa. Sus hermanos, dejaron el país. El, se quedó sereno y discreto. Solo cuando publico su único libro de poesía, “El Idilio de las Flores”, en que narra su lucha contra una enfermedad implacable, nosotros supimos la pelea suya para frenar un cerebro extraordinario que se desbocaba y creaba realidades insoportables y dolorosas. Como dice Marianela Martínez, hija de mi hermano Dagoberto “además de los medicamentos, lo mejor que usted le pudo dar era su cariño”.

Cuando Carlos Flores me echo de La Tribuna, me dijo tranquilo “estaremos mejor”. Creó un blog, de gran éxito donde seguimos en la brecha. Y buenas relaciones. Un profesor universitario de Nueva York que lo conoció, quedo impresionado con su libro y juntos crearon un sello editorial. Alla ordena misas en su honor.

Su muerte es un golpe terrible, Nos quedan sus recuerdos. Ahora conocemos cuantos amigos tenemos y cuales trajo José Ernesto. Deseaba morir primero que él; pero ante la voluntad de Dios, seguiré su camino y cada cosa que haga, consultaré su serena opinión y su firme y tranquilo buen juicio. Continuare la ruta, con la esperanza de la resurrección, orientándonos con su ejemplo a familiares y amigos. Orgulloso de haber sido padre de un hombre bueno que, “no le hizo daño a nadie”, como dijo en su funeral Oscar Aníbal Puerto.


Comentarios

  1. Es tan doloroso perder un hijo, pero sirva de consuelo los recuerdos hermosos de haber tenido un hijo que no le hizo mal a nadie. Mi más sentido pésame ante esta situación, pero que la alegría del deber como buenos padres cumplido, sirva de elíxer y sanación.

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  2. José Ernesto fue desde niño muy querido por sus compañeritos del Jardín de Niños "Federico Froebel". Un buen niño y un excelente amigo. Siempre nos hacía reír con sus ocurrencias o nos hacía reflexionar con su pensamiento crítico. Cada día publicaba algo en nuestro chat grupal, y su partida nos ha dejado un vacío inmenso y doloroso, pero a la vez nos consuela saber que ha encontrado la paz que tanto anhelaba. Leer su libro me hizo comprender un poco cómo se sentía, y por ello sé que está en paz. Aunque, con lágrimas en los ojos, me gusta recordarlo con su sonrisa pura y su gorrita de Mickey Mouse en aquellas vacaciones que coincidimos en Orlando. Un fuerte abrazo hasta el cielo de parte de tus entrañables amigos de la Federico, como le decimos a nuestra amada Escuela.

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  3. Secundando lo que dice Rosario, efectivamente fue un compañero muy querido. Leer su libro también me ayudó a comprender y empatizarme con su situación, pero hasta el último día seguíamos en contacto por las redes, ya sea opinando, compartiendo memes o, en mi caso particular, compartiéndome algunas noticias de ciencia que él encontraba. En paz descanse nuestro estimado Joche.

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  4. Mi paisano, que terrible debe ser perder un hijo, no lo imagino, Dios permita que pueda seguir siendo usted un hombre con esa humildad y sencillez para asumir el destino que hoy le ha marcado. Mi aprecio de siempre querido amigo.

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  5. Geraldina Lagoslunes, marzo 17, 2025

    Don Juan Ramón y familia, reciba mis más cinceras muestras de pesar, por la prematura partida de su amado hijo José Ernesto. Que el Señor lo haya recibido en la santa paz de Su reino.

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