Contracorriente: POLITICA Y MORAL, ENEMIGAS MORTALES
Juan Ramón Martínez
En las últimas semanas, he estado publicando semblanzas sobre candidatos. Fui a Talanga y escribí sobre Rixi. Un compañero y amigo, que ahora creo que ya no es lo último, me escribió diciéndome que “eres muy sectario”. Supe que estaba en lo correcto. La misión del escritor solo busca quedar bien con su conciencia, cumpliendo con su deber. Especialmente si se escribe no para lograr aplausos, para conseguir contratos públicos; o cargos en el gobierno. Uno tiene la obligación de decir la verdad. De lo contrario, si se escribe para engañar, una profesión como la comunicación, se convierte en una amenaza pública. El talento, la habilidad que Dios nos ha dado, debe servir para construir el bien común y jamás debe ser herramienta para el logro de fines individuales inmorales e indecentes.
El artículo sobre Nasry Asfura recibió una indicación de error. Me enviaron la foto donde consta que es bachiller del “San Francisco”. Hice la aclaración correspondiente. Sobre Redondo me han escrito que no es ingeniero. Debo ir al Colegio de Ingenieros para resolver la duda. Un líder religioso de la Costa Norte se sorprendió de lo poco que sabía “sobre el Presidente del Congreso”.
Pero el artículo que han recibido más comentarios es el de Kristha Pérez. “Usted no se deja llevar por las apariencias”, me escribió un lector. Otro expresa, “como decían mis ancestros, de buena planta no pasa la honorable”. Otra lectora me escribe: “Esa señora se ve que ha vivido de la política como en subasta pública: ¡quién da más¡. Mujeres así, no inspiran a otras al empoderamiento femenino”.
Pero mas adelante, otros lectores se han referido al fenómeno del transfuguismo. “Tránsfuga por excelencia, traidora por convicción” dice un colega de La Ceiba. Es la verdad. El tránsfuga traiciona; y, si lo hace una vez, lo seguirá haciendo; y por ello, no debe gozar de la confianza de nadie. Adicionalmente, en este fenómeno de inmoralidad política, hay dos partes: el “corrupto” y el “corruptor”. Ambos son indecentes y peligrosos.
Pero hay un, pero. La gente “olvida” a los traidores. Me corrijo, no a todos: Judas no se ha recuperado en los últimos dos mil años. Pese a los esfuerzos literarios de Borges sigue siendo el más aborrecido. Otro lector me escribe que “pese a su noble esfuerzo, usted tiene razón, la gente olvida esas traiciones, y es porque los partidos políticos dejaron de representar ideales políticos colectivos e ideológicos y se borraron las fronteras que separaban a uno de los otros, en lugar de ser instituciones que representen el pensamiento de sus miembros, se volvieron agencias de contratación para cargos públicos. Por eso, todos esos casos de “camaleónismo” político son ahora tan comunes e impunes”.
Hay que reconocer que la política se ha degradado en los últimos sesenta años. La moral y la política se han enemistado. Los ideales, derrotados por el materialismo. La política ha perdido la misión de servir como enseño Max Weber. Ahora, es la línea recta hacia la riqueza, el éxito y “para nunca volver a trabajar”. Mel, es ejemplo del político “moderno” y “exitoso”. En 1984 cuando le ofrecieron una diputación dijo que “no tenía dinero”. Ahora no ha vuelto trabajar. La política es su oficio y vive bien: tiene inversiones múltiples, maneja las variables del poder; y controla las vidas de más de 9 millones de inocentes. Esta forma de hacer política no la compartió Azcona, ni siquiera Suazo Córdova.
Nosotros tampoco. ¿Y usted?
La transfuga surge del monopolio de politisaurios en un partido ya que la única forma de cambiarlos es porque no se aguanta los actos de corrupción y negociaciones multiples de poder dinero y protección impune
ResponderBorrarEl Papi y el Melón tienen en común el bachillerato, uno en el San Francisco y el otro en el San Miguel; conclusión: ambos son "santos".
ResponderBorrarSegún dicen el Esférico es ingeniero en informática, pero conviene confirmar ese dato.
Mi opinión es que no conviene confundir política con politiquería, pues el político de verdad lleva inherente sus principios morales, éticos y demás.
Félix Gerardo Valerio Soto.