Mirador: DOS DISCURSOS POLÍTICOS
Juan Ramón Martínez
Algunos
se preocupan porque los políticos dicen mentiras. Otros, porque no dicen nada.
Siempre ha sido así. La política permite el ejercicio de la imaginación y la
mentira. Los fisiólogos dicen que la forma de la boca está hecha para mentir.
De allí que, la mentira es la especialidad de los políticos. Y de los novelistas.
El
peligro no son sus mentiras, sino por la credibilidad que estas tengan
entre el auditorio. El problema no son los mentirosos, sino que los crédulos. Al
fin y al cabo, la verdad no es propiedad exclusiva, sino del que, en un
ejercicio crítico, aproxima realidad con los juicios, haciéndolos coincidir.
Pero
cuidado. Los políticos no solo dicen mentiras. También anticipan lo que harán
cuando el pueblo les confié el poder. Más que en sus palabras que pueden ser
anodinas, bobas e incluso estúpidos, hay que buscar las líneas del discurso que
nos deje claro que hará el gobernante una vez que se haya hecho del poder.
Un
repaso de las declaraciones políticas, los gestos, los silencios, permite
entender que a estas alturas de la campaña que hay dos discursos más o menos
claros que se irán consolidando en la medida en que pasen los días. Solo en
1954, tuvimos los hondureños acceso a dos discursos tan claros: uno el de la
libertad, la defensa de la democracia liberal, el sistema capitalista
occidental, la vigencia de los derechos humanos, la supremacía de la sociedad
civil sobre el gobierno y el sometimiento de todas las fuerzas económicas
políticas y sociales, la desaparición de la propiedad privada, el imperio de la
ley y la obediencia de las normas establecidas en la Constitución republicana.
Al
frente, el otro discurso que subordina la persona al estado y el eje de la vida
ciudadana no es la iniciativa individual, sino que al gobierno que en nombre de
una superioridad que le da la misión de liberarnos de la explotación de los
oligarcas controlando los medios de producción, tiene la potestad de determinar
el curso de las cosas, el ejercicio de las libertades, la construcción de un relato alternativo que
rechaza el estado burgués, abomina el derecho liberal y coloca la igualdad –
lograda por la fuerza del gobierno – en
la justificación del poder quitándonos la iniciativa personal.
En política exterior, este discurso privilegia
las dictaduras, celebra a Cuba, Venezuela, Rusia y China. Y en términos
económicos, suprime la propiedad privada y dirige la economía en función de las
necesidades de la colectividad y anula, totalmente la actividad libre de los
particulares. Para lograr la felicidad solo hay que entregar la iniciativa
individual al gobierno y admitiendo la superioridad de los gobernantes.
Cuba
es el modelo. Castro la figura icónica del líder, anti imperialista, enemigo de
Estados Unidos, pro palestino y leal a Rusia y China. Y en la base de esta admiración
caudillista – que se empalma con las urgencias emocionales de muchos
compatriotas – sino que en la diferenciación negativa entre nosotros. Solo
existimos cuando reconócenos que el otro es nuestro enemigo, que es un
explotador; y que hay que impedirle que jamás llegue a gobernar. Elimina la
democracia y destruye la libertad que desparece la tolerancia e impide que
todos los seres humanos podamos vivir como en hermanos, en paz, sobre la
tierra.
Los discursos están claros. Sabemos que recibiremos al votar. Los pobres no tienen que perder dicen, “solo las cadenas”. Los empresarios, creen que pueden hacer negocios en el estado socialista, pueden llevarse un palmo de narices. Los ciudadanos comunes podemos perder la libertad. Hay que escoger bien, entre estos dos discursos. Santiago Babún, le creyó a Fidel Castro.
Claramente hay que poner atención a los discursos aunque sean bobos dicen lo que pretenden hacer Mel en su discurso hizo un llamado a la comunidad Palestina de Honduras y nadie ño hecho de ver
ResponderBorrarLas libertades que nos da la democracia, no tiene precio.
ResponderBorrar