PUNTERO SEMANAL (1)

Número 1

Segunda época — Max Sorto Batres, fundador — Semanario “Patria”, 1962, Olanchito, Yoro. 

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El cambio político en Washington – donde está amarrada “la madre del cordero” – ha descuadrado la posición internacional de Honduras. Los gobernantes no han podido entender que Trump no necesita cosas de Honduras, sino que exige su “incondicional alineamiento”. Y se equivocan, porque creen que todavía pueden negociar. El desdén con que les ha tratado Marco Rubio, es de mucha preocupación hasta para los más tontos del gobierno.

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Los asesores cubanos del gobierno de Mel Zelaya, creen que se puede negociar con Trump. Por ello anunciaron la ampliación de la presencia de los estadounidenses en Palmerola, sin que lo pidieran. Y la segunda, la denuncia del Tratado de Extradición que estarían dispuestos revertir, si Estados Unidos cede algo en favor de Honduras; o de la familia Zelaya. Pero están equivocados. Estados Unidos no necesita el Tratado de Extradición porque puede proceder como lo hiciera en 1988 contra Ramón Mata Ballesteros, al cual los “policías” lo entregaron, en Palmerola, a cambio de un pago de dos mil dólares para cada uno de ellos. Eran doce los policías. Y Santas Pascuas.

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Los empresarios de la Costa Norte – la mayoría “palestinos” directivos de la Cámara de Comercio de Cortés – se dieron de bruces con la puerta cerrada. Los emisarios de Washington les dijeron que no quieren saber nada del gobierno de Mel Zelaya. Y les dijeron: “ustedes los llevaron al gobierno, ustedes tienen que sacarlos...” En las próximas elecciones. Las cosas están más claras que el agua.

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Nunca antes supimos que el “socialismo democrático” hondureño fuera inaceptable para los gringos. Su continuidad en el poder es buena para los Zelaya, pero mala para Honduras. No tardan en prohibir el envió de las remesas por los medios usados hasta ahora. Podrían suspender a Western Unión. Como los cubamos, hay que buscar nuevas alternativas para ese envió que proporciona fondos sin los cuales, Honduras no puede sobrevivir sino dos meses y medio apenas. Antes que nos lleve el diablo a todos.

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Empieza a sentirse el peso de los partidos políticos en contra de la economía. Les pagamos “peaje” con la “deuda política” para que “lleven” a sus electores engañados a votar. Y ahora, les pagamos las elecciones internas, exigiendo ellos cosas como si fuéramos un país rico y que nos sobrara el pisto. José Manuel Matheu dice que con ese dinero podemos mejorar los servicios hospitalarios que son pésimos. Poco a poco, nos damos cuenta que la democracia y sus elecciones son negocio para algunos ansiosos. No lo ven como una acción para la construcción de la libertad y el bienestar. Es un negocio. El mejor defensor de las elecciones es el que más gana en la impresión de las papeletas. Negocio redondo.

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Roswell Hernández no sale del asombro. Creía que estaba en capacidad de conducir al país desde el triunfo del PRL en las próximas elecciones. Y ser el candidato presidencial después. Ahora duda si ordena a los soldados que alteren el contenido de las urnas – como se hiciera en tiempos de López Arellano – ante la posibilidad del rechazo a Rixi Moncada. Algunos de sus compañeros creen que ha llegado la hora de sacar del cargo a Hernández. Como lo hicieron con López, Melgar, Álvarez Martínez Arnulfo Cantarero López y Walter López Reyes. Los golpes de barracas se hacen vía teléfono. Hernández tiene los nervios de punta porque no sabe quiénes le apoyan y quienes se le pueden dar vuelta. O cuando el Pentágono lo mandará a su casa a rascarse las espaldas.

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Sin que se dieran cuenta, los hondureños reeligieron a Mel Zelaya para otro periodo presidencial. Su mujer es fachada. La ofende cuando quiere. La ultima la cometió el del 23 de enero. Es el responsable por el desastre del gobierno. Es tan torpe que no le permitió que fuera al cierre de la Legislatura. Y ahora, poco a poco, los votantes se han dado cuenta que la reelección sigue por medio de Rixi Moncada – otra de las mujeres amigas suyas – y que le permitirá destruir de una vez y para siempre, a Honduras. Solo el Jefe del Estado Mayor no entiende el juego y ha puesto a la institución militar al servicio de la reelección “zelayista”.

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Es “un secreto de estado” el lugar donde se encuentra Carlos Zelaya que incluso, tiene miedo que su hermano y su cuñada, en una agónica negociación para alinearse con Washington, lo entreguen a la justicia de los Estados Unidos. En Nicaragua, Cuba, Rusia; o en un cuartel hondureño. Mel es capaz de cualquiera cosa, con tal de quedarse en el poder, donde se siente bien porque no trabaja y habla y habla, dirigiendo mal y haciéndole daño al país. Y lo puede entregar. Trump no se contentará con el hermano. Exigirá cada día más y más, porque ellos no quieren a todos los “esbirros” zelayistas como los llaman los líderes de la derecha republicana de Miami.

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Los candidatos liberales, parecen ser los idóneos para lograr un acuerdo internacional que le permita a Honduras sobrevivir. El problema es que Jorge Cálix no es de confianza. Es muy volátil. E incluso dicen que el alcoholismo que se le aprecia en el rostro, lo vuelve peligroso. Nasralla es el mejor relacionado con Washington que será el gran elector de las próximas elecciones generales. El problema es su vacío intelectual y la inestabilidad suya y a quien solo controla Ninoska Elvir que, desgraciadamente, entiende muy poco de como gobernar el país. Al final, solo queda Maribel Espinoza entre los liberales. Pero con esos anteojos ridículos que usa, muy poca gente seria es la que la respeta. Y, no le confiaran su voto. Es una lástima.

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Al final solo queda Nasry Asfura que, pese a su escaso “pupitre”, tiene antecedentes de trabajador y honrado. El problema es que hace negocios mientras gobierna. Y termina confundido porque usa un solo bolsillo como recomienda Rixi Moncada, con desastrosos resultados. Pero es demócrata y puede concitar algún respaldo en el exterior para un gobierno de unidad nacional, sin el cual Honduras no podrá levantar cabezas en los próximos cuatro años. (HASTA EL PROXIMO LUNES).